El desencanto de la sociedad.

Hemos pasado de la euforia materialista, a la desmoralización y el desencanto de la sociedad. La clase política y la política tradicional, se han convertido en chivos expiatorios del desencanto. La sociedad capitalista convenció a los ciudadanos el comprarse un inmueble y meterse en una costosa hipoteca, en comprarse un coche o vivir por encima de sus posibilidades, porque se ganaba dinero y aparentemente había una estabilidad laboral, económica y social. Explotó la burbuja inmobiliaria, los escándalos de los bancos, la ruina del Estado, las corrupción generalizada y todo lo que ha cambiado la sociedad de nuestros días. Todo esto ha sido el desencadenante de una desmoralización generalizada, sustituyendo poco a poco los valores democráticos y dejándose convencer por el populismo. Todos los sectores productivos de la sociedad están en crisis, la sociedad acusa en mayor grado, las diferencias sociales. Los ricos se aprovechan de la coyuntura económica para ser más ricos.…

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La derechización de la sociedad.

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Parece que está claro que existe una derechización de la sociedad, de derecha a izquierda del espectro político, en los ámbitos económico, político y social. Ni sirve el miedo a un posible triunfo de la ultraderecha, ni existe esa sensación de ilusionar al votante progresista, lo que repercute en un abstencionismo y en un aumento electoral de la derecha. Quizás la culpa es la negación de la diferencia entre la izquierda y la derecha, que algunos consideran superada y sectaria. Hemos cambiado las posiciones radicales y revolucionarias de la lucha contra el franquismo y de la Transición, a defender valores liberales y casi reaccionarios. Hemos pasado de la lucha por las libertades al desprecio a la socialdemocracia, de los pensamientos y reivindicaciones "progres" a la amenaza de la ultraderecha de poner fin a la hegemonía progre. El auge del neoconservadurismo y el final del marxismo, ha creado un caldo de cultivo propicio…

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Pelear por la sanidad pública.

Pelear por la sanidad pública: de los pacientes y de los sanitarios, por la defensa de una sanidad pública, universal, gratuita y humana. ¿Por qué ya no se aplaude a los sanitarios? ¿Se ha olvidado que lo más importante de la sanidad pública debería de ser: las personas y su salud? La sanidad pública es un derecho, y como tal es un valor, no un precio. Cuando se le pone precio pierde su verdadera esencia y valor. No se puede escamotear en inversiones, presupuestos, recursos humanos cuando hablamos de salud. Están pretendiendo que el sistema se sostenga por la sobrecarga de los sanitarios, sin darles más medios y esa no es la solución. La accesibilidad se ha convertido en el gran problema de la sanidad pública. Cuando hay largas esperas, puede ser por un incremento de la demanda, pero también por una escasez de oferta en los recursos necesarios. La pandemia del…

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El cotilleo es el opio del pueblo.

El cotilleo es ese deseo innato e inútil, que tenemos de querer saber la vida de los demás. Las relaciones de nuestros amigos, vecinos, compañeros y familiares, que ha derivado en conocer las relaciones y secretos de los que son famosos, muchas veces por vender su vida a las televisiones o revistas del corazón. Parece que el cotilleo es una forma de distracción, basada en asuntos estúpidos que nos hace más idiotas y nos mantiene "alejados" de otros temas más importantes. El cotilleo, el chismorreo, la rumorología y la maledicencia, son capaces de ocupar las horas de mayor audiencia en las televisiones, vender miles de revistas y llenar las redes sociales de comentarios. Porque todos tenemos algo de cotillas, parece que sentimos curiosidad por los asuntos que van más allá de nuestras vidas. Es como una necesidad perniciosa de conocer la intimidad de los otros: qué hacen, qué piensan, qué relaciones tienen,…

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Entre el ámbito privado y el público.

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Dentro de la sociedad siempre distinguimos entre el ámbito privado y el público. Los ciudadanos que componemos una sociedad civil, estamos acostumbrados a discernir entre lo que hacemos en el ámbito doméstico: las relaciones intimas y familiares; y lo que transcurre fuera del hogar: las relaciones sociales con amistades y compañeros. Lo público sería todas esas acciones personales que deben seguir las personas de una comunidad para tener una mejor convivencia. Mientras que lo privado sería lo mismo, manteniendo unas reglas de conducta dentro de tu hogar, respetando y buscando la coexistencia de las personas que conviven. Independientemente del ámbito privado y el público en que estemos, nunca deberíamos olvidar ni el respeto ni la dignidad. Porque somos personas sociales que convivimos con otras personas y lo social comienza en el ámbito privado de nuestro hogar. Los seres humanos llegamos a ser lo que somos a través de nuestra familia, la sociedad…

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Defender la libertad para ser libres.

Nuestra sociedad dista mucho de ser la que queremos, nos hemos olvidado de defender la libertad o quizás simplemente nos han arrebatado la libertad. Resulta paradójico, que algunos, que nunca creyeron en la libertad se dedican, ahora a reclamarla y a patrimonializarla para sus intereses, donde reclaman la libertad por encima de la salud y donde no piensan, que sin salud es imposible la libertad. Realmente no somos libres, porque aunque, el sueño más deseado por el ser humano es acceder a una libertad sin límites, defender una libertad absoluta, eso es una quimera. Nos otorgamos un lenguaje, unos valores y unas leyes, que determinan nuestros propios impulsos y deseos, y que hacen posible la convivencia. Nos han vendido la idea de que somos personas libres, pero la sociedad nos establece unas reglas. Como aducía el filósofo francés Jean Baudrillard, nuestra libertad está limitada a elegir entre beber Pepsi o Coca-Cola. No…

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Los antivalores asumidos por esta sociedad.

Hay creencias, ideas y formas de comportarse que son asumidas por esta sociedad de una manera normal, son antivalores de los que muy pocos se extrañan, menos se preguntan el por qué y casi nadie hace nada por cambiarlos. Estos antivalores causan injusticia y dolor a muchas personas que son ignoradas por el resto de la sociedad, son actitudes que están más cerca de lo inmoral que de lo ético. Pero, sin embargo, parecen tan aceptados que la sociedad lo tiene como una realidad más, en la que se crean separaciones morales entre grupos de población y que llegan a ser destructivos para los más desfavorecidos. Los antivalores atentan contra las creencias en las que se funda la vida en sociedad y que normalmente, no importan las consecuencias que tienen sus actos sobre los otros.Estoy hablando de inmoralidad, de discriminación y de odio, frente a los valores que vende nuestra sociedad como…

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El déficit ideológico de nuestra sociedad.

La sociedad ha cambiado demasiado en estos años, hemos perdido el idealismo, sufrimos un déficit ideológico en que ya no importan las ideas, solo la economía. Pasamos del Mayo del 68 como comienzo de un sentimiento antisistema, de un fenómeno histórico de movilización social y de un resurgimiento de las ideologías a ser una revolución fallida. Aunque, los años 70 del siglo pasado, fueron una época de liberaciones de todo tipo, de reacciones contra el sistema, de aumento del terrorismo, de indignación por la guerra de Vietnam, de crisis energética, de invasión tecnológica... La situación de crisis, y el sentimiento de marginación que sentían los jóvenes y los trabajadores por el sistema, hizo que muchos tuvieran una ideología: anarquista, trotskista, maoísta o marxista-leninista. Donde había una convicción de cambiar la sociedad, aunque los ejemplos de la URSS, el bloque de países del este o la revolución china tampoco eran los mejores ejemplos, para…

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La necedad estructural de la sociedad.

La necedad estructural de la sociedad, se ha convertido en un problema estructural más, como la pobreza estructural, el hambre estructural, el machismo estructural o el racismo estructural. Donde la necedad tiene soluciones para todo, donde cualquiera se constituye en juez del bien y del mal, donde nadie duda en que se pueda equivocar, opinan y ya está. Lo estructural es lo que permanece, lo que no desaparece tras un corto periodo de tiempo. A la necedad no le preocupa la verdad de las cosas, busca el morbo, la ambigüedad, la sorpresa, la imprudencia y normalmente su opinión personal no es razonada, se basa en impresiones o en modas que defienden y propagan en redes sociales. Casi siempre, la necedad no es ignorancia, es mala fe. Sorprende que la necedad de la gente llegue a tales extremos, que el límite de la estupidez es lo que consigue tener mayor número de seguidores…

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La mascarilla sanitaria nos ha cambiado.

El uso obligado de la mascarilla sanitaria nos ha cambiado nuestro aspecto, nuestras costumbres, nos está ocultando algo tan bonito como la sonrisa y la expresión de la cara de las personas, nos dificulta la comunicación y no por culpa de una religión, sino para defender a los demás y defendernos nosotros mismos del coronavirus. Una medida sanitaria, que como el cinturón de seguridad se ha convertido de uso obligatorio para salvar vidas. Si nuestra sociedad se permitió hacer criticas al islamismo por el uso de el burka, el niqab o el hiyab en las mujeres musulmanas, cuando el ir descubierto era  signo de modernidad, transparencia y de libertad, de repente todo ha cambiado. En el siglo XXI, en la era de de la comunicación, Internet, el conocimiento del genoma humano, la  nanotecnología, el hallazgo del espacio, etc, La tecnología ha evolucionado exponencialmente, tenemos avances que parecían imposibles: coches que se conducen…

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