La ultraderecha francesa de la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen ha ganado la primera vuelta de las elecciones legislativas, donde se decide a los 577 diputados que conformarán la Asamblea Nacional y la elección del primer ministro, con un 29,25% de los votos. La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) ha quedado en segundo lugar con el 27,99%, seguida de la coalición presidencia de Macron ENS Ensemble con el 20,04%, los Republicanos, no alineados con la ultraderecha se han posicionado como cuarta fuerza, con el 6,57% de los votos, y Unión de la Extrema Derecha (UXD), principal aliado de RN, ha obtenido un 3,9%. La participación asciende al 66,7%. La segunda vuelta tendrá lugar el domingo 7 de julio y los franceses se enfrentan a que pueda gobernar un gobierno de extrema derecha desde la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Dicen los franceses que en la primera vuelta se vota con el corazón y en la segunda con la cabeza. De momento lo que se ha demostrado es que Marine Le Pen, sigue subiendo y que es la eterna candidata presidencial. Y, que solo con un cordón sanitario de la sociedad francesa se puede impedir que gane la ultraderecha como ya pasó en Hungría, Italia, Polonia, República Checa y Finlandia. Tanto progresistas como conservadores franceses, tienen en su voto en la segunda vuelta, votar en contra del fascismo, para que no gobierne la ultraderecha en Francia. Porque un gobierno de Marine Le Pen, sería una mala noticia para toda Europa.
Las estrategias a impedir la victoria de la extrema derecha en la segunda vuelta, solo puede partir de un “frente republicano” . Nada está perdido si los franceses y francesas están unidos, luchando por rescatar los principios liberales fundacionales de Francia: Libertad, fraternidad y solidaridad. Para obtener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional se necesitan 289 escaños, ahora tendremos que esperar a la segunda vuelta, el aumento de participación, la unidad de la izquierda para que no gane la ultraderecha.