La lucha por derechos en Francia.

Los trabajadores franceses poseen una larga tradición de lucha por derechos en Francia. En el curso de la historia, desde la Revolución francesa de 1789, símbolo de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad, de la democracia y de los derechos humanos. La Comuna de París en 1871, un movimiento social revolucionario considerado el primer gobierno de la clase obrera del mundo y a lo largo de sus dos meses de existencia impulsó importantes innovaciones sociales. En las grandes huelgas y ocupaciones de 1936, más de 12.000 empresas estaban en huelga, a menudo con ocupación y el número de huelguistas superaban los 2 millones. En la situación revolucionaria de 1944-1947  se produjeron una serie de acciones laborales insurreccionales contra el estancamiento salarial de la posguerra y el capitalismo occidental. La revolución de mayo del 68, un período un período de disturbios civiles en toda Francia, que comenzó como una protesta de estudiantes de la Universidad de La Sorbona, en París pasando a ser uno de los acontecimientos más importante de la segunda mitad del siglo XX.

La curva ascendente de movilizaciones de jóvenes y del movimiento obrero francés, en 1995 contra la reforma del régimen de derecha del primer ministro Alain Juppé para «reformar» el sistema de seguridad social. En 2002, huelga de empleados públicos exigiendo mejores pensiones y manifestándose contra la eliminación de puestos de trabajo y la privatización. En 2018, salieron los chalecos amarillos a protestar contra el alto costo de vida en Francia, contra el Gobierno del presidente Emmanuel Macron. Ahora, la ley de reforma de la jubilación acaba de ser aprobada activando el artículo 49.3 de la Constitución, sin ser necesario votarla en la Asamblea Nacional francesa. Pasando la edad mínima para jubilarse de 62 a 64 años y a 43 el número de años trabajados para poder jubilarse. Las calles de las ciudades francesas, manifestaciones espontáneas sin permisos ni convocantes, con multitud de jóvenes participantes salen a la calle en contra de esta reforma de la jubilación.

La lucha de los franceses es un ejemplo para los trabajadores de toda Europa. Porque ejercer nuestro derecho a la libertad es usar nuestra libertad para exigir y ejercer nuestros derechos sociales. Por eso, luchar por la derogación de cualquier ley que vulnere los derechos o los discrimine, es necesario cuando se acaban todos los recursos democráticos de la política. La lucha continua de la clase obrera francesa impide o por lo menos minimiza los intereses de un gobierno de favorecer los intereses de sus monopolios y en contra de una inmensa mayoría.

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