La avaricia y la codicia de los millonarios.
La percepción de la avaricia y de la ambición es distinta para los millonarios que para los que no lo somos. Porque la avaricia al contrario de lo que dice la sabiduría popular "no rompe el saco", una forma de condenar moralmente las actitudes de avaricia, codicia, ambición desmedida y apego a los bienes. La avaricia es uno de los pecados capitales, razón por la cual es condenada en las diferentes culturas por su afán desquiciado de poseer riquezas para atesorarlas, sin importar los medios empleados para conseguirlas. La avaricia es peor que la codicia, porque un avaricioso quiere retener, para sí, todo lo que consigue, mientras que un codicioso quiere tener cada vez más. Estoy hablando de esos millonarios, esas personas que creen que el dinero da la felicidad, quizás no la felicidad absoluta, pero sí toda preocupación que pueda solventarse con dinero. El dinero es codicioso, siempre se quiere más…