¿Vender tu vida por dinero? Está claro que en numerosos casos la respuesta sería afirmativa, por parte de muchos famosos, sobre todo cuando se tienen problemas económicos o se quiere obtener dinero de una manera fácil y cómoda. También podemos pensar que no quieren vender solo su vida, sino que quieren ofrecer un testimonio personal como denuncia. Ayer domingo se estrenó en Telecinco, en horario «prime time», el documental por episodios, sobre la vida de Rocío Carrasco, «Rocío, contar la verdad para seguir viva», cuyo testimonio no ha dejado indiferente a nadie. Durante 25 años, Rocío Carrasco ha permanecido en silencio, en este documental ha contado su versión de cómo ha sido su vida, de ser víctima de maltrato, de manipulación y de violencia de género.
No puedo juzgar el documental, porque no lo he visto. Entonces mi opinión no es favor ni en contra de un relato, ni me planteo el cuestionar lo que dice, pero si me preocupa si realmente ha sido una víctima de la violencia de género. Me molesta que un tema como este, se venda como una crónica social propia de las revistas del corazón y de la sección de sucesos, sin respetar las normas de la decencia, entre una especie de «reality show» con tráilers promocionales durante toda la semana en Telecinco, que sirve para contar unos testimonios inéditos. Pero, siempre desde un solo punto de vista y sin contrastar lo contado por Rocío Carrasco con la otra parte del ella invitando a hablar a la otra parte del antagonismo, su exmarido Antonio David Flores y a su hija Rocío Flores. La televisión se está convirtiendo en un narrador de vidas de famosos y si puede ser, para aumentar el morbo y la audiencia, de sus desgracias.
Cuando un documental con un total de ocho capítulos, tiene un minuto de oro de hasta 5.467.000 espectadores, pendientes del relato de Rocío Carrasco, cuando un documental como este, ha logrado ser el tercer programa con mayor cuota del año, con un 33,2% y 3.787.000 espectadores. Nos tendremos que preguntar, el motivo por el cual la gente se brinda a ver este documental o la reciente entrevista del príncipe Enrique y Meghan Markle. ¿Cómo hay dispuestas tantas personas a escuchar el relato de una mujer maltratada? ¿Cómo puede ser «trending topic» en las redes sociales? ¿Cómo puede haber tanta manipulación y tanto morbo? Donde se juega con sentimientos, con personas y donde se quiere ofrecer una imagen en contra de la violencia de género, que no es del todo cierta.
No se puede vender la decisión de prescindir de Antonio David Flores en Mediaset, después de la emisión de este documental. Porque este documental no era un programa en directo, y por lo tanto, se supone que algunos directivos de la cadena, conocían ya las declaraciones de Rocío Carrasco. Nos están engañando a todos y a todas, nos manipulan y no respetan unas normas de género y de la decencia. Y, a pesar de todo ello, consigue ser líder en audiencia y a la espera de los siguientes capítulos, después vendrá la amplia cobertura de las declaraciones de las otras partes, los comentarios de los tertulianos de los programas de la crónica rosa y todo sin cuestionar la ética de estos espectáculos. Cada día estoy mas convencido de que el cotilleo es el opio del pueblo, una forma de distraer a la ciudadanía de los problemas realmente importantes, sin quitar importancia a este caso de violencia de género, pero sin hacer de ello un espectáculo mediático.
Los medios mediáticos generan de muchas formas una desprecio a la mujer y son en parte culpables de una violencia de género latente en nuestra sociedad. Desde presentar a la mujer como un objeto sexual para vender o promover un producto. Utilizando a la mujer para llamar la atención del público, fomentando una imagen de la mujer, apelando a utilizar estereotipos de género. Olvidando la incorporación de la perspectiva de género, para así garantizar una
sociedad libre de violencia. Esos mismos medios mediáticos son los que se atreven a subir sus audiencias, con el sufrimiento de muchas mujeres en manos de hombres maltratadores.
No es nada ético, utilizar los soportes mediáticos para reproducir la discriminación hacia la mujer y el ejercicio indirecto para fomentar la violencia machista. Existe una violencia mediática, que emplea a las mujeres para unos fines exclusivamente económicos. El relato de una mujer maltratada no es show, es un tema que debe tratarse con mucha sensibilidad y respeto. No creo que el relato de la violencia, se deba promocionar como un espectáculo, que forma parte de los patrones, valores y mensajes estereotipados que transmiten desigualdad, dominación y discriminación de la mujer en la sociedad. Con el dolor y con las mujeres no se debería nunca jugar.
Me parece una vergüenza, estos despliegues mediáticos, que solo pretenden gracias al morbo de millones de personas, hacer ganar dinero. Estamos favoreciendo con nuestra audiencia, que gane Mediaset a Atresmedia en la noche del domingo; que los publicistas puedan colocar más anuncios y más caros; que Mediaset gane más dinero y quizás hasta que la protagonista gane dinero. Y, todo esto, buscando la violencia de género como excusa. Y, los espectadores favoreciendo dicho juego malvado.