La avaricia y la codicia de los millonarios.

avariciaLa percepción de la avaricia y de la ambición es distinta para los millonarios que para los que no lo somos. Porque la avaricia al contrario de lo que dice la sabiduría popular «no rompe el saco», una forma de condenar moralmente las actitudes de avaricia, codicia, ambición desmedida y apego a los bienes. La avaricia es uno de los pecados capitales, razón por la cual es condenada en las diferentes culturas por su afán desquiciado de poseer riquezas para atesorarlas, sin importar los medios empleados para conseguirlas. La avaricia es peor que la codicia, porque un avaricioso quiere retener, para sí, todo lo que consigue, mientras que un codicioso quiere tener cada vez más. Estoy hablando de esos millonarios, esas personas que creen que el dinero da la felicidad, quizás no la felicidad absoluta, pero sí toda preocupación que pueda solventarse con dinero. El dinero es codicioso, siempre se quiere más dinero, tener dinero es tener poder, porque el poder siempre quiere más poder. Ambos el dinero y el poder generan adicción.

El dinero compra la felicidad y el poder, porque las personas con más dinero tienen más oportunidades y toman decisiones que aumentan dicha felicidad. Poseer dinero es la clave, para alcanzar una seguridad económica que permita hacer frente a los inevitables reveses en el bienestar personal y familiar, ahora está la percepción de cada individuo que determinará qué cantidad de dinero y para qué lo necesita. Lo que está claro es que los millonarios, son esas personas que tienen todo el dinero que necesitan durante toda su vida para asegurar su futuro, el de sus hijos, el de sus personas cercanas e incluso, de varias generaciones. Están comprando seguridad, tiempo y todos los caprichos inimaginables. Deciden en cada momento lo quieren hacer, sin que nada se lo impida, solo se parecen al resto de los mortales, que al final la muerte nos iguala a todos. Pero, los que nacen en familias ricas, rodeados de comodidades, casi en un mundo feliz, esperarán el día de su muerte muy diferente a los que nacen en medio de la miseria. Quizás por eso, en esta sociedad capitalista, muchos aspiran a tener el máximo de dinero, sin tener empatía por los que menos tienen y sin conocer la verdadera solidaridad.? Para qué quieren tanto dinero?

Una cosa es que el dinero está en todos y cada uno de los ejes de nuestra vida. Y, otra muy diferente es atesorar millones por pura codicia, porque algunas personas tienen todo el dinero del mundo, ni lo necesitan, ni tienen vida suficiente para podersérselo gastar, ni ellos, ni varias generaciones venideras. Según la revista «Forbes«, durante el primer semestre de 2023, el francés Bernard Arnault, presidente de LVMH, fue la persona más rica del mundo. Sin embargo, en junio de este año, Elon Musk, director ejecutivo de Tesla y propietario de la red social X, con 217. 300 millones de dólares. Les sigue: Bernard Arnault (117,7 mil millones de dólares), Jeff Bezos (155,9 mil millones de dólares), Larry Ellison (130.900 millones de dólares), Warren Buffet (114 mil millones de dólares), Bill Gates (110.300 millones de dólares) y Mark Zuckerberg (106,9 mil millones de dólares).

Cuando sabemos que los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna. Si comparamos el Presupuesto de gastos del Estado español para 2022 que asciende a 347.486 millones de euros, significa que solo entre Musk y Arnault, tienen más dinero que España tiene para gastar en un año. Que según el informe de 2023 «Las desigualdades matan» de Oxfam, 252 hombres poseen más riqueza que mil millones de mujeres y niñas de África, América Latina y el Caribe. Mientras tanto aumentan las desigualdades económicas entre países y entre personas de cada país. Sin embargo, la fortuna de los milmillonarios ha crecido a un ritmo de 2700 millones de dólares al día. La inmoralidad de ser los más ricos del mundo y el sistema económico que permite tener esa riqueza, crea la división entre los que atesoran el dinero y los que les envidian. Pero, ambos se olvidan de la injusticia y la desigualdad de millones de personas, que podrían cambiar su vida gracias a ese dinero tan mal repartido.

 

 

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  1. Andrés Marco Lou

    Quizás pasar de una sociedad capitalista con sus desigualdades a una sociedad con la igualdad de la China de Mao Zedong, en la cual todos usaban la misma vestimenta, comían la misma comida, y así sucesivamente en todo, es imposible. Donde quiso acabar con las desigualdades que veía entre ricos y pobres, entre la ciudad y el campo, entre hombres y mujeres, quiso mejorar la situación social, política y económica de China. Experimentó un enorme cambio interno y externo, tras ser rezagada por siglos se convirtió en una fuerza a tener en cuenta en el orden económico mundial. Pero, ahora la China del siglo XXI es capitalista, han pasado de ser uno de los países económicamente más igualitarios del mundo a uno de los más desiguales, con una larga lista de multimillonarios.

    El capitalismo se ha convertido en el principal sistema económico de nuestro mundo, en el capitalismo, las empresas o personas, y no el gobierno, poseen o controlan los medios de producción, esto significa que las personas individuales dirigen la economía del libre mercado sin la influencia del gobierno. Lo que permite que determinadas personas se hagan ricas y aumente cada vez más la brecha de la desigualdad económica. El crecimiento económico beneficia a los que más tienen y a su codicia, mientras la cultura capitalista se olvida de los más pobres.

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