Dentro de la sociedad siempre distinguimos entre el ámbito privado y el público. Los ciudadanos que componemos una sociedad civil, estamos acostumbrados a discernir entre lo que hacemos en el ámbito doméstico: las relaciones intimas y familiares; y lo que transcurre fuera del hogar: las relaciones sociales con amistades y compañeros. Lo público sería todas esas acciones personales que deben seguir las personas de una comunidad para tener una mejor convivencia. Mientras que lo privado sería lo mismo, manteniendo unas reglas de conducta dentro de tu hogar, respetando y buscando la coexistencia de las personas que conviven. Independientemente del ámbito privado y el público en que estemos, nunca deberíamos olvidar ni el respeto ni la dignidad. Porque somos personas sociales que convivimos con otras personas y lo social comienza en el ámbito privado de nuestro hogar. Los seres humanos llegamos a ser lo que somos a través de nuestra familia, la sociedad y la cultura. Nos moldeamos a nosotros mismos con el lenguaje, las formas de comportamiento, los conocimientos y las costumbres que empezamos a imitar y asimilar desde los primeros meses de vida y que después aplicamos en el ámbito público en la sociedad.
La sociabilidad es una idea de conjunto, en nuestro ámbito doméstico y en el resto de la sociedad, que se basa en nuestra propia dignidad y en la de los demás. Si una persona no tiene el comportamiento, en el modo de hablar, de vestir, de las normas básicas de educación en su hogar. Difícilmente podremos pensar que dicha persona sea capaz de cumplir las normas y el sistema de relaciones sociales que regulan una sociedad. La sociedad civil está constituida por diversos componentes, ciudadanos, leyes e instituciones que dan forma a una sociedad, para asegurar la paz, la democracia, la seguridad y el desarrollo. Los seres humanos proyectamos desde nuestro ámbito privado y a lo largo de toda nuestra vida, lo que seremos después con los amigos, en la escuela, con los vecinos, en el trabajo y en el resto de la sociedad.
Hoy, la Fiscalía Provincial de Madrid ha archivado las diligencias de investigación abiertas por el caso del chat en el que se pedía “fusilar a 26 millones de hijos de puta”. El fiscal considera que: “No concurren elementos que permitan inferir que el chat fue creado al objeto de promover, fomentar o incitar al odio, hostilidad o violencia hacia un colectivo de los expresamente contemplados como grupo” y que las opiniones vertidas pertenecen a un ámbito “privado” en el que se participaba “con libertad” y “en la confianza de estar entre amigos”, no existiendo voluntad alguna de anunciarlo fuera de ese chat.
En un Estado democrático de Derecho tenemos que respetar las decisiones judiciales. Pero, también en virtud del derecho a la libertad de expresión, considero que estos comentarios no son lógicos ni de respeto, aunque se hagan desde el ámbito privado. Me pregunto, si la violencia de género que se produce en el ámbito doméstico debería no tener castigo, porque se produce en un ámbito privado. Perdonen, pero no lo entiendo. Lo público y lo privado son representaciones de la misma sociedad.