¡Triste Navidad!

triste Navidad¡Feliz Navidad o triste Navidad! La Navidad es una parte de nuestra vida, en la que se unen sentimientos encontrados, desde la alegría más perturbadora hasta el mayor dolor emocional: fechas de melancolía, de reflexión, de soledad, de nostalgia, de desaliento, de desilusión, de abandono, de rechazo, de ansiedad, de luto, de ansiedad, de arrepentimiento, de dolor, de obsesión, de pérdida, de separación, de soledad, de aislamiento, de culpabilidad, de desesperanza, de depresión, de oportunidades perdidas y pérdida de oportunidades o simplemente de infelicidad. Porque la Navidad, puede ser una triste Navidad, porque no es necesariamente feliz para todo el mundo.

Nos educan desde pequeños a ver la botella medio llena, a ser optimistas, a engañarnos con una supuesta felicidad. Incluso te dicen que si eres positivo, la vida te va a ir mejor. Nos venden momentos de felicidad construidos en  relaciones de amistad, amor, fechas destacadas y consumismo. Intentamos reemplazar los sentimientos negativos, todas las cosas inalcanzables y las metas irreales de esta sociedad moderna, por un fingimiento basado en la felicidad. Una felicidad basada en el placer momentáneo, con la cultura del tener, con la identificación, con la obtención de reconocimiento, con la belleza física o con la evasión.

Se nos olvida la ética, los principios, el buscar dar sentido a nuestra vida, la solidaridad. Una falsa idea de felicidad que se recrea en nuestro ego, en un egoísmo que nos hace olvidar a los demás. La obsesión por el yo y nuestras cosas, donde todo parece que lo único importante es eliminar el dolor y perseguir el placer. La Navidad trasciende lo necesario y se valora solo lo superfluo, se convierte en fechas de consumismo para buscar la ansiada felicidad. Vinculando las emociones, las nostalgias y los deseos íntimos con regalos y excesos. Mientras millones de personas se mueren de hambre, sin casa, sin apenas nada. Hemos creado una sociedad donde nos alimentamos no solo para satisfacer el hambre, en la que compramos nuevas cosas antes que las viejas se estropeen, donde lo importante no es lo que se es, sino lo que se tiene.

Una triste Navidad para muchos, vinculada estrechamente al capitalismo consumista. Dividiendo la sociedad entre los que pueden satisfacer sus deseos y los que no pueden. Los que por suerte tenemos de todo, nos cuesta acordarnos de los que no tienen nada o les falta lo más preciso. Y, lo que es peor, no hacemos nada para solucionarlo y cambiar la sociedad. Porque nos hemos conformado con esta encerrona cultural del consumismo, donde no nos importa la injusticia y la pobreza, donde la insolidaridad, la enajenación individualista y el mayor de los egoísmos adorna la Navidad. ¡Feliz Navidad y triste Navidad para muchos! Que no se nos olvide nunca.

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