No a la Guerra, a cualquier guerra.

No a la GuerraHace 21 años, el 15 de febrero de 2003, millones de personas de toda España y todo el mundo salieron a la calle para denunciar la guerra de Irak. Para gritar “no a la guerra” y “no más sangre por petróleo”. El 15-F, millones de personas se hicieron oír para expresar su rechazo a la inminente invasión de Irak. El 15-F demostró la capacidad de los movimientos sociales para llevar a cabo acciones coordinadas a escala internacional con un fuerte impacto político, social y mediático. En España, de febrero a abril del 2003, en el Congreso se hizo una fuerte oposición política, además de diferentes acciones, manifestaciones, cadenas humanas, ocupaciones y centenares de actividades como protesta masiva contra el apoyo incondicional del gobierno de José M. Aznar a la guerra en Irak.

Apenas un mes después, el 16 de marzo del 2003, se celebró en el archipiélago atlántico de las Azores la fatídica reunión que acabaría precipitando la invasión angloestadounidense de Irak. Los máximos mandatarios de EEUU (George W. Bush), Reino Unido (Tony Blair) y España (José María Aznar) en la cumbre de las Azores adoptaron la decisión de lanzar un ultimátum de 24 horas al régimen de Sadam Husein para su completo desarme, argumentando la supuesta existencia de armas químicas que nunca se llegó a demostrar. El ultimátum, acabó en la invasión de Irak por una coalición internacional sin contar con el respaldo explícito de la ONU, aunque amparada en algunas resoluciones del Consejo de Seguridad.

Al igual que pasó en 1963, donde se desataron una serie de movimientos y manifestaciones civiles en Estados Unidos y en diversos países del mundo, en contra de la guerra de Vietnam. La guerra de Irak convocó la movilización internacional contra el gobierno de George W. Bush y de José María Aznar que siempre justificaron con mentiras, y bombas de destrucción masiva que nunca se encontraron. El  precio pagado por Estados Unidos fueron los atentados 11 de septiembre del 2001 y en España los atentados de Atocha el 11 de marzo de 2004. Las movilizaciones contra la guerra de Irak fue el comienzo de movimientos sociales como el 15-M, el 15 de mayo de 2011, en que nacieron otras reivindicaciones contra la crisis económica, un cambio de política, la precariedad, la educación pública, la sanidad pública, los desahucios…

Las grandes movilizaciones siempre han sido detonantes, catalizadores que han echado a millones de personas a la calle con la ilusión de que todo era posible. Ahora, tenemos la oportunidad de protestar contra la guerra en Gaza, por la invasión israelí y los bombardeos que, según las autoridades gazatíes, han matado a más de 35.000 personas, la mayoría mujeres y niños. Se ha de salir de nuevo a las calles con banderas palestinas, seguir haciendo acampadas en universidades, el reconocimiento del Estado Palestino por parte de España. No hacer nada en contra de la guerra, es ser participe de ella. No a la Guerra, a cualquier guerra: sea en Gaza, Ucrania, Sudán, Birmania, Etiopía, Haití, Armenia, en El Sahel o en cualquier parte del mundo.
La movilización antiguerra es una obligación de la ciudadanía, para generar un consenso social amplio contra la participación española en la guerra en Irak o de Ucrania. Y, ante la hipocresía del gobierno español de seguir mandando material militar, que es utilizado de manera contraria al respeto debido y la dignidad inherente al ser humano, es decir, para matar. La complicidad entre la clase política y las élites económicas y financieras es una obviedad, si un día se grito en las calles “No en nuestro nombre”, en referencia a la ilegitimidad de la guerra, y después en el 15-M con el “No nos representan”, aludiendo a la ilegitimidad del sistema político. Ahora, no podemos quedarnos ni quietos, ni callados: No a la Guerra, a cualquier guerra.

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