Las vacaciones son un derecho social de la clase trabajadora, son una forma de consumismo que produce satisfacción e incluso descanso. La obligación social de no irse de vacaciones, es una opción que se nos plantea para disminuir el efecto que el coronavirus tiene en nuestra sociedad, una medida para garantizar el bienestar nuestro y de toda la población. Tomar una decisión personal, es tan importante como la decisión de una sociedad, porque todos y todas, somos los que formamos la sociedad. Tomar una decisión tiene consecuencia sobre el resto y nos ayuda a tener una conciencia de grupo. Es diferente, escoger una opción desde un punto de vista moral o ético, incluso sanitario, que desde un punto de vista egoísta a nivel personal. También existe el punto de vista económico empresarial o de los intereses de la economía del Estado, que trae consigo multitud de debates, dado que se cuestiona si anteponen antes la economía a la salud. Estoy planteando no irse de vacaciones como obligación social, no por miedo.
Si aplicamos medidas sanitarias como el lavado de manos, utilizar mascarilla, evitar salir de casa, rehuir el contacto entre personas, eludir eventos masivos, no hacer ciertas actividades laborales, de ocio o de transportes. Parece que sería lógico plantearse no irse de casa, no frecuentar con personas desconocidas y no disfrutar del ocio propio de unas vacaciones. Es una disyuntiva, que tienen todas las personas que este año su economía les permite irse de vacaciones, porque por desgracia los que no tienen dinero no se lo tienen que plantear. A lo mejor es la última oportunidad para poder salir de casa, después del confinamiento y antes de que volvamos a estar confinados en nuestras casas, si siguen los rebrotes. Pero, es nuestra responsabilidad
La obligación social va mucho más allá del cumplimiento de unas obligaciones sanitarias o legales, es nuestra actitud personal: con nuestra familia, con nuestros amigos, nuestros compañeros, nuestra sociedad. Es la obligación que tenemos de conportarnos con responsabilidad. Aunque toda la responsabilidad no acaba con la decisión de no irse de vacaciones, porque se puede ser responsable también estando de vacaciones. La decisión es mía, tuya y de los demás, la de ser conscientes de nuestras acciones y de sus consecuencias, en nuestra casa o de vacaciones.