El problema no es la religión.
El problema no es la religión, sino el fanatismo y la intolerancia, características que no pertenecen exclusivamente solo a una creencia. El fanatismo religioso históricamente ha sido el culpable de conflictos bélicos, asesinatos y actos terroristas en nombre de un dios, idea o convicciones consideradas como absolutas. El fanatismo no sólo deforma la verdad sino que hace perder la perspectiva de las cosas. La diferencia entre religioso y fanático, es que el religioso ve a la religión como un medio para creer y conocer a su dios, mientras que el fanático ve a la religión como un dios dogmático e incuestionable. El fanático sea o no sea religioso, es dogmático, autoritario, carente de espíritu crítico, maniqueo y que odia la diferencia. Da igual que su fanatismo venga del Islam, del cristianismo o del judaísmo. Ellos creen que son poseedores de la verdad y que el fin, cualquier fin, justifica los medios. Estamos en las disyuntivas…