Todos somos testigos y además culpables de las víctimas de la migración, de esas mujeres, hombres, niñas y niños que huyen de la pobreza, del hambre, de las guerras, de la persecución. Lo es la sociedad, lo son nuestros gobiernos, pero también somos nosotros los más culpables, por permitir que la sociedad sea como es y que nos gobiernen gente que no conoce la solidaridad, ni sabe lo que significa humanidad.
Es una vergüenza en la que todos somos cómplices de los que quieren solucionar la inmigración sin hacer nada o mejor dicho dejando morir a seres humanos en el mar, porque tras la ignominia de las pateras hay víctimas que no interesan a casi nadie. Que significan escasamente un titular de prensa o unos segundos en la televisión, de la que casi todos estamos inmunizados. No importa el número de muertos, ni la procedencia, ni el sexo, ni la edad, ni su estado. No tenemos ni el más mínimo signo de empatía con ellos, son testigos de la ignominia y a su vez víctimas del olvido.
Siento vergüenza de ser humano y que seamos tan insensibles ante la desgracia de otros seres humanos de otro país, otra raza u otra religión que huyen de sus casas por necesidad no por capricho. Necesitamos héroes anónimos como los integrantes del Open Arms, salvando víctimas en el mar, para darnos cuenta de que hay gente buena, que no quieren ser testigos sin hacer algo por remediarlo.
Pero, no basta con salvar a las víctimas del mar y subirlos a un barco del Open Arms o del Ocean Viking, ahora hace falta la solidaridad de los países europeos para que los acojan. Si todos piensan que no es su problema, si nadie quiere poner de su parte… ? Qué hacemos esperar a que se mueran? ?Los tiramos por la borda? O, los abandonamos a su suerte en cualquier país sin garantías humanitarias.
Está ganando la ultraderecha, la partida de la xenofobia, la insolidaridad y el desprecio absoluto a los que no vienen a quitarnos nada, a los que arriesgan su vida en busca de algo mejor. El problema no son los que están a bordo de los barcos de Proactiva Open Arms en este momento, son los que habrá mañana y al día siguiente, mientras entre todos los países no quieran encontrar una solución…
Basta ya de mezquindad entre los políticos, ellos deben de hacer su trabajo, pero nosotros somos los responsables de que estén donde están y debemos exigirles a todos, independientemente de sus ideologías, que cumplan la obligación de mejorar la sociedad. No sirven los intereses tacticistas y partidistas, sin con ello causan un grave perjuicio a seres humanos que son migrantes por obligación, porque huyen de guerras, de la explotación, del hambre, de la represión… Los políticos son los responsables de afrontar la situación de manera conjunta y de dar soluciones inmediatas.
No hay una invasión, ni se puede considerar un problema grave, ni podemos aceptar los mensajes de la derecha xenófoba y racista, que vende el miedo a los que según ellos nos quieren invadir y cambiar nuestra cultura y costumbres. Los europeos hemos tenido que migrar a otros países, hemos huido por guerras, por persecución ideológica, pero tenemos la memoria muy corta y no queremos acordarnos.
Tratamos con desprecio, mezquindad y demagogia a esas personas que nuestra sociedad necesita, son los que trabajan en el campo, en el servicio doméstico o buscándose la vida en un semáforo o en el top-manta. Nosotros somos los responsables de dejarlos morir o permitir que estén desprovistos de papeles, sin derechos, con un presente lleno de incertidumbre y sin ningún futuro.
El racismo está arraigado en nuestra cultura colectiva y en nuestros miedos, ha llegado un momento que todas esas mujeres, hombres, niñas y niños que están abordo del barco Open Arms o en cualquier patera, no importan a casi nadie. Ni la sociedad ni los Estados, hacen nada para impedir todo esto, hemos aceptado la invisibilidad de los inmigrantes y lo hemos convertido en mezquino en lo personal y demagógico en lo político el tratar a seres humanos de otro país, otra raza, otra cultura, otra religión, peor que a cualquier animal abandonado en la calle…
Pero, aquí no valen excusas, ni lavar nuestras manos y conciencias, todos somos igual de culpables. La sociedad debe exigir que esto no siga así, hace falta un movimiento social, al igual que existe a favor del feminismo, en contra de la violencia machista, o en contra de la pederastia. La sociedad debe salir a las calles para que los políticos busquen una política de inmigración, y por supuesto no a dejarlos morir, ni a olvidarlos, porque esto es un problema de todas y todos, por humanidad y solidaridad.