Respeto a la dignidad personal.

El respeto por una persona garantiza su dignidad personal. Cada persona tiene el derecho y la capacidad de pensar y tomar sus propias decisiones, porque todos somos libres, únicos y autónomos. El respeto, es considerar y reconocer la dignidad de cada persona como tal. El respeto es tanto un derecho como una obligación: es un derecho porque nos deben los demás un trato acorde a nuestra dignidad personal. Y, un deber, porque nosotros lo debemos hacer de manera recíproca con los demás. Cuando no se trata con el debido respeto a nuestros semejantes, es una falta de educación y de intolerancia. Hasta en la Constitución Española, se hace mención a la dignidad personal como un valor constitucional, en el Artículo 10.1: «La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social«.

Muchas personas se creen con la potestad de criticar a quien sea, de ridiculizar a la persona que representa cualquier autoridad o unas ideas diferentes a las suyas.  No son capaces de respetar las ideas, creencias o
prácticas de los demás por ser diferentes o contrarias a las propias. La tolerancia consiste en ser condescendiente y permisivo, es aceptar y admitir la diferencia o la diversidad. Lo importante es hacer lo que se considera oportuno, manteniendo los principios en los que se cree. Las personas estamos sujetas a errores, no somos perfectos, la vanidad pertenece a la condición humana, pero eso no es una excusa, para no respetar a una persona.

Pablo Iglesias todo esto no lo ha conocido, ni hacia él y en algunos momentos hacia los demás. Desde sus inicios políticos hacia su dimisión como vicepresidente segundo del Gobierno de España y ahora de toda actividad política. Sin tolerancia es imposible la convivencia. Algunos pensarán que «muerto el perro, se acabó la rabia», pero en el caso de Pablo Iglesias trasciende incluso a su «muerte» política. ¿ Qué harán tantos periodistas, analistas y políticos de la oposición, sin tener a Pablo Iglesias, para poderlo culpabilizar de todos los males, peligros y amenazas posibles e imposibles en este país? Con la dimisión de todos los cargos políticos de Pablo Iglesias, se debería acabar esa guerra sin cuartel a la que se le ha sometido, como el acoso a su familia en su domicilio, las continuas declaraciones en contra e incluso los comentarios sobre su estética personal. Hacer noticia de si un político, se corta o no su coleta, no es serio, aparte de discriminatorio. Con coleta o sin ella ha sido diana de la falta de respeto de quienes juzgan a las personas por lo que piensan sin llegar a entender lo que realmente dicen.

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