Quizás la libertad de expresión es el mejor antídoto frente al negacionismo de los que alientan la desinformación y el discurso peligroso de quienes niegan la pandemia. Demasiado ruido y publicidad, en la emisión de los dos programas de «Lo de Évole» en La Sexta, dando un espacio tan amplio al negacionismo de Miguel Bosé. Es una forma, de confiar en la inteligencia de los telespectadores y la seguridad de que escuchar al que piensa diferente enriquece las posiciones propias. Porque un discurso negacionista como el de Miguel Bosé solo puede crear una reacción opuesta, contra ese integrismo ante la evidencia del coronavirus y el cerrazón ante las ventajas de las vacunas. Aunque, siempre puede haber personas que encuentren un mesías de unas ideas conspiranoicas que no se atreven a reconocer en público.
Unas entrevistas que han doblado la audiencia normal de este programa, que uno no sabe si ha sido por la desmitificación de un ídolo, por sus adicciones, por su historia o simplemente por el morbo de escuchar tonterías sin fundamento. Aunque algunos crean que entrevistas negacionistas puedan alentar a ciudadanos, a los que hacen caso omiso de respetar la movilidad, el toque de queda, la pautas de reunión o el uso de la mascarilla. Porque no hace falta emitir la entrevista de un negacionista, aunque sea Miguel Bosé, para ratificar que hay mucha gente que secunda un negacionismo de facto, es decir con sus hechos.
La crisis del coronavirus es el escenario perfecto para la proliferación de los negacionistas, aunque muchos no se quieren reconocer con este término. En la que se mezclan toda la incertidumbre, dudas y miedos de una situación que la ciencia no ha sabido despejar. Que los medios de comunicación y las redes sociales amplifican temas como: la efectividad de las vacunas, el 5G, el control de la población, Bill Gates o los planes para cambiar el orden mundial. Dudar es lógico y admisible, pero no que no es lógico es mantener una actitud crítica contra la ciencia y el método científico, que consideran que ni es objetivo ni es absoluto. Pero, ellos se atreven a afirmar que el coronavirus no existe, que la tierra no es redonda o que no existió el exterminio nazi. Ante este negacionismo solo cabe la libertad de expresión, que los que dudan puedan convencerse de su equivocación, que los que niegan puedan razonar y cambiar de opinión y los que estamos en contra de las ideas negacionistas tengamos más argumentos para creer en la ciencia.