El 1º de Mayo es una fecha de lucha obrera que es necesario mantener, recuperar y defender. La lucha obrera es necesaria, no solo hoy, sino todos los días. El trabajo, es vital para los seres humanos y determina todo lo demás en la vida. La única manera de sobrevivir y mejorar en esta sociedad es gracias al trabajo y a unas condiciones laborales justas. El 1º de Mayo debe ser un día de la clase trabajadora, de lucha y de reivindicaciones, demostrando nuestra fuerza y posición dominante, ante un capitalismo que cada día aumenta más la desigualdad social. El 1º de Mayo siempre ha simbolizado la fuerza de los trabajadores, pero, parece que la lucha obrera se ha olvidado de luchar.
Es necesario recuperar el sentido de clase, nos hemos convertido en una clase consumidora. Solo gracias a la unidad y a la fuerza de los trabajadores y trabajadoras, podemos conseguir nuestros derechos y reivindicaciones, frente a los mandatos de esta sociedad capitalista. Sin lucha, se pierde poco a poco, todo. El pasado significó una conciencia de clase y unas luchas que permitieron alcanzar unos derechos y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Nacieron los sindicatos de empresa, los grandes partidos obreros, las grandes manifestaciones, las huelgas generales… La política de los partidos incluía las reivindicaciones obreras, se buscaban mejoras para toda la sociedad. El sentimiento de clase obrera, de clase trabajadora, se ha eliminado del lenguaje. Ya casi nadie se identifica con el pensamiento proletario. Nos hemos convertido en unos consumistas y hedonistas, con un trabajo precario o sin trabajo, con unos derechos pisoteados y olvidados. Pero sin la unidad de tener unas reivindicaciones que unan a todos los asalariados, para imponer a la patronal, a la burguesía y al Estado.
Nos han hecho olvidar que los trabajadores y trabajadoras somos la inmensa mayoría, somos esos que están en todos los sitios, que somos indispensables y a la vez invisibles. No somos conscientes de los millones que somos y de nuestra fuerza. Nos estamos conformando con la precariedad y con la desigualdad. Hemos aceptado como normal la explotación del trabajo, la estrategias del capital y de sus gobiernos para aumentar la desigualdad, de ricos más ricos y de pobres más pobres. Nos han convencido de ser meros consumistas. Sin embargo aumentan las cifras del desempleo, aumentan las cifras del empleo precario, reducciones de plantillas que suponen despidos o eliminación de puestos de trabajo para después crear empleo con subcontrataciones, la globalización que trae cierres de empresas… Pero, sin embargo, aumentan los beneficios de muchas empresas y las listas de millonarios.
La regresión social para la mayoría de los trabajadores es un hecho, sin olvidar a los jóvenes, a las mujeres y a los migrantes que aún tienen peores condiciones. Los sindicatos prácticamente no existen y lo que es aún peor, no hay ningún partido político que sea capaz de defender los derechos de los trabajadores y el deterioro social al que nos está llevando el sistema capitalista. Es cuando los trabajadores votan a un partido de derechas o de ultraderecha, cuando la clase obrera no se identifica con unos partidos políticos que deberían defender a los trabajadores. Este 1º de Mayo a escasos tres días de las elecciones madrileñas, se demostrará que el Partido Popular ganará las elecciones no por el voto de los ricos, sino por el voto de muchos trabajadores. Algunos se quedarán en sus casas, pero otros le darán su voto. Esta será la demostración de la derrota de la lucha obrera y el triunfo del populismo. Me gustaría equivocarme, pero la pandemia, la crisis económica, los errores de gestión política, no ayudan mucho a que los trabajadores quieran seguir luchando. Cuando hay cansancio, fatiga, decepción, hartazgo y conformismo de la clase trabajadora, siempre gana el sistema económico capitalista y quien lo defiende.