La clase obrera, clase trabajadora, clase proletaria no existe, porque para ser una clase hay que tener conciencia de ello y la conciencia de ser obrero se ha olvidado. Los que lucharon el 1 de Mayo con huelgas por mejorar sus condiciones de trabajo: sus salarios, sus jornadas, su falta de coberturas sociales, los que defendían sus intereses y los de los demás, ahora se quedan en su casa o han aprovechado la fecha para irse de puente. Las clases obreras se han quedado en una teoría marxista desfasada, donde muchos pretendían modificar la realidad por unos intereses de clase, se creyeron que eran una clase que iban a cambiar el mundo y el mundo les ha cambiado a ellos. La concepción de clases de Marx, se determinaba por la división entre burguesía y proletariado, de ahí los trabajadores defendían sus intereses frente a los que dominaban los medios de producción. Pero, esto se ha acabado.
Sigue habiendo deficiencias y diferencias en la sociedad, donde el anhelo de una sociedad en la que todo el que quiera trabajar pueda hacerlo no se ha cumplido, donde existen obstáculos que impiden el ascenso social, donde la existencia de altas tasas de paro y de precariedad ha creado una clase de trabajadores que dependen de un sueldo para su supervivencia y que pueden perder su puesto en cualquier momento. Donde el número de los falsos indefinidos aumenta para maquillar la temporalidad en las estadísticas laborales. Donde partidos como el PSOE, de un tiempo a esta parte, apelan a la “clase media trabajadora”. Intentando hacernos olvidar que los trabajadores ya no pertenecen a la clase obrera y que han conformado una nueva clase media opuesta al proletariado. Todo disfrazado en una supuesta igualdad de oportunidades, que condena a millones de personas a una degradación social.
Cada crisis, cada recesión ha supuesto una pérdida de derechos y condiciones económicas para los trabajadores, con el pretexto de que la economía se estabilice, pero haciendo que las diferencias entre ricos y pobres sea cada vez mayor. Añadiendo problemas como la inflación, la vivienda o la salud. No solo es problema de mujeres, jóvenes e inmigrantes, la tendencia igual para todo el mundo, porque todos como sujetos sociales poseemos las mismas relaciones de clase con los explotadores. El neoliberalismo y la socialdemocracia han conseguido hacernos olvidar nuestra conciencia de clase obrera y convertirnos en una falsa clase media como movimiento electoral, donde la política no les da soluciones y tampoco consideran que las reivindicaciones sean necesarias un 1 de Mayo. Nuestra mayor amenaza es aceptar la imagen una sociedad plácida que cada vez oculta las grandes y crecientes diferencias.