Vivimos en una sociedad donde existe una infantilización ante la inseguridad, donde hemos creído tener todo controlado, pero eso es muy diferente a tenerlo todo bajo control. Un buen ejemplo son las catástrofes naturales, el terrorismo o este brote de coronavirus que comenzó en China y se ha convertido en pandemia. La sociedad actual, sobre todo las económicamente más desarrolladas, son las que viven más aterradas.Todo esto azuzado por las redes sociales y los medios de comunicación, que mediante bulos, noticias falsas y un tratamiento comunicativo casi obsceno, como ha pasado con el tratamiento de desaparición de personas, asesinatos o delitos sexuales. Parece que muchas veces se busca de la desgracia, buscar audiencia en los medios de comunicación, seguidores en las redes sociales y transmitir miedos a ese público más desinformado y con mentalidad adolescente.
La desinformación y el sensacionalismo, crea temores y pánico en esa infantilización de la sociedad, teniendo sensación de que existen teorías de la Apocalipsis cuando suceden cosas que afectan a la humanidad. Necesitamos extremar la racionalidad y recuperar una sociedad madura y responsable ante una pandemia en la cual su expansión aumenta cada día, que de momento no existe ninguna vacuna y parece que la única solución es quedarse en casa, para frenar el virus y el avance de los contagios. Antes de que se sobrepase la capacidad de los centros hospitalarios para atender los casos más graves. Y, recordar que estamos sufriendo las consecuencias de las políticas neoliberales de los últimos años, en recortes en la sanidad pública.
Lo que realmente avergüenza es la preocupante infantilización de nuestros políticos ante los problemas, tienen la mala costumbre en general, de pensar que los problemas se resuelven solos o simplemente llegando tarde y mal. El problema que no tiene solución es el que no se intenta solucionar. La vida con frecuencia nos sorprende con situaciones inesperadas, es verdad que no tenemos el control sobre todo lo que ocurre. Pero, muchas veces cuando un problema se subestima y no se buscan soluciones, denota la incapacidad de los políticos. El coronavirus no fue tomado en serio desde el principio, se creyó que era un problema de China y que nunca llegaría a ser un problema mundial. Ahora, es una pandemia, que representa el principal problema de salud y económico de España.
Se tardó en reconocer la probabilidad de infección del coronavirus, se repetía que el riesgo en España era bajo comparado con países como Italia o Corea del Sur. Las medidas que se tomaron fueron poco efectivas y tomadas unilateralmente por las autonomías, al tener ellas las competencias en sanidad. No se tomaron temperaturas en aeropuertos, se permitió la celebración de eventos deportivos, la manifestación del 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer e incluso hasta la celebración del mitin de Vox en Madrid, movilizaciones de cientos de miles de personas y con una epidemia esparciéndose por todo el país. Nadie fue capaz de ver el verdadero peligro, una sucesión de fallos y de falta de previsión para atajar el problema adoptando medidas más radicales, como hizo China. Ahora, nos toca correr, para llegar tarde, cuando la pandemia sigue creciendo y nos ha dejado con el culo al aire, de una sanidad colapsada y con escasez de material de protección sanitario.