Harto ya de estar harto, ya me cansé.

La canción Vagabundear del cantautor Joan Manuel Serrat, me ayuda a reflexionar de mi hartazgo personal, cuando dice: «Harto ya de estar harto, ya me cansé. De preguntar al mundo por qué y por qué«. Porque estoy harto de muchas cosas, pero sobre todo de la falta de respeto hacia los demás. Todos pertenecemos a más de un grupo incluyente, eso supone tener tolerancia y respeto a los demás como forma de libertad. Pero, parece que estamos obcecados en creer que siempre tenemos la razón y nos cuesta aceptar que los demás no piensen lo que pensamos nosotros. Nos cuesta aceptar a los que son de diferente cultura, raza, ideología, religión e incluso sexo. Buscamos la diferencia en vez de la semejanza. No mantenemos una actitud abierta hacia los demás e incluso se podría decir que tenemos una cierta indiferencia, donde nos llega a importar muy poco o nada, el resto. Donde existe una violencia gratuita, con esas agresiones sin explicación, donde una persona puede llegar a matar a otra, donde no importa molestar a los demás. La falta de respeto y de tolerancia no es solo patrimonio de la juventud, no tiene edad.

Estoy harto de discursos, declaraciones, manifestaciones de ideas o cualquier forma de expresión que suponga incitación, difusión o justificación directa o indirecta del odio o violencia por parte de ciertos políticos. De ciertos medios de comunicación que buscan el sensacionalismo y el populismo. Del peligro de las redes sociales por el anonimato, la rápida y amplia difusión de los mensajes que en ella se vierten. Incluso podríamos hacer relación a aquella frase de santo Tomás de Aquino: «donde no hay distinción, hay confusión«, que muchos buscan para mantener la intolerancia y el odio. Por eso es tan importante convencernos de lo importante que es el respeto y la tolerancia.

Harto de estar harto ya me cansé de: los que están hartos, de los machistas, de los negacionistas, de los fachas, de los homófobos, de los racistas y los xenófobos, de los pederastas, de la pornografia. De las dictaduras, de los progres de izquierdas, del hambre, de la desigualdad, de las injusticias. De los que eluden los capitales, de los explotadores, de la contaminación, de todos los nacionalismos. De los violadores, de los puteros, de la caverna mediática, de los que se cabrean, del capitalismo, de la contaminación, de los que se quejan y no hacen nada, de los que mienten. De estar en paro y de tener un trabajo para ser pobre. Harto de los fundamentalismos de cualquier religión. De los que se ríen impunemente de las desgracias de los demás. De la hipocresía, de las estupideces. De que los coches piten y los perros defequen en las calles. De los cazadores y de los taurinos. De que hablen de libertad, los que no la practican. De los que no creen en la democracia. Del famoseo, de youtubers, de influencers y de frikis. De los que ignoran la Memoria Histórica. De lo que se considera políticamente correcto y lo que no. De que no exista verdadera libertad de expresión. De la envidia, de la mala educación, de la gente sin principios y hasta de los que no están hartos de nada.

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