Ganar y saber perder en política.

En la vida y en la política se gana o se pierde, muy pocas veces se empata. Por eso es tan importante saber ganar y saber perder; saber ganar no solo es vencer, al igual que saber perder, sirve para obtener incalculables beneficios. Se aprende a perder, perdiendo, respetando al rival y sabiendo dimitir a tiempo. Nos sobran políticos egocéntricos que desean ser el centro de atención de todos y que no llevan bien eso de no obtener lo deseado, no creo que sea un problema de tolerancia a la frustración, es un problema de aceptar y asumir con humildad, la victoria ajena. A todos nos cuesta aceptar y asumir con humildad, que han ganado los demás y que hemos incurrido en errores. La respuesta más digna a una derrota, es la dimisión. 

El resultado de las elecciones gallegas y vascas de este domingo, tiene muchas lecturas, lo primero que pasarán a la historia por ser la primera vez en la democracia española, que se pospone una cita con las urnas por culpa de una crisis sanitaria. Primero, la gran abstención, el 47,14 % en Euskadi y el 41,12 en Galicia; segundo, unos triunfos nada inesperados al ganar, tanto el líder popular Alberto Nuñez Feijóo en Galicia como el nacionalista Iñigo Urkullu en Euskadi. Los triunfadores de ambas elecciones son Nuñez Feijóo y Urkullu, aparte del BNG en Galicia y de EH Bildu en Euskadi. Los socialistas, en ambos territorios han revalidado sus apoyos al conseguir un escaño más que en la última cita autonómica de 2016 y son la tercera fuerza más votada, tanto en Galicia como en Euskadi.  

Ganar unas veces y perder otras, es el precio de la democracia, hay que establecer reglas y respetarlas, hasta ahí todo normal. El problema es cuando se pierde y los políticos no se acostumbran a tomar decisiones: no vale con hacer autocrítica, ni reconocer la derrota, los errores se solucionan, también, sabiendo dimitir a tiempo.

Unidas Podemos ha perdido su representación en Galicia y a la vez han perdido la mitad de sus diputados en Euskadi, nunca han tenido tanto poder con su entrada en el Gobierno de España y el resultado es, menos votos que nunca. No es un ataque a Pablo Iglesias, pero lo tendrá que analizar, su mayor fortaleza se está convirtiendo en su máxima debilidad. Todos sus logros sociales en coalición no están sirviendo para ganar votos, Unidas Podemos se está desmoronando y está perdiendo su oportunidad de ganar votos.  A Unidas Podemos le espera, igual que a Ciudadanos, se ha convertido en unos partidos irrelevantes, donde sus votantes o se quedan en la abstención o en otros partidos.

El otro gran fracaso, aparte de la candidatura conjunta del Partido Popular con Ciudadanos en Euskadi, ha sido la entrada de la ultraderecha en el Parlamento Vasco. Ni Carlos Iturgaiz, ni Pablo Casado están dispuestos a aceptar, también su derrota, porque el triunfo del PP en Galicia ha sido Feijóo, que ha demostrado que es la marca en sí mismo sin necesidad de logos ni siglas del PP.  Hay que hablar de fracaso de Unidas Podemos, del PSOE y también de la estrategia radical del Partido Popular. Si los datos de Galicia y Euskadi se extrapolaran a Catalunya, estaríamos hablando de un auge de los partidos nacionalistas, tanto del BNG en Galicia, como de una posible unión de EAJ-PNV con EH Bildu, pero de momento ni Euskadi ni Galicia, son Catalunya…

Esta entrada tiene un comentario

  1. Andrés Marco Lou

    Ganar o perder, como todas las cosas en la vida es relativo y circunstancial, depende de quien se cree ganador y perdedor. En la política española hay demasiado orgullo y poca humildad, lo importante no debería ser ni ganar ni aprender, sino aprender de los errores y tener respeto a la ciudadanía. No podemos aceptar que nos traten como tontos, pero tampoco podemos aceptar el fracaso y el descrédito de la política. Está en nuestras manos, en nuestros votos conseguir cambios. Quizás la clase política no está al nivel de exigencia que debería de estar, pero nosotros los ciudadanos y ciudadanas, tampoco.

    Los errores en política, se están convirtiendo en algo disculpado por los políticos y por la misma ciudadanía, las urnas rara vez castigan a los que se equivocan, pero otras veces sí. Unidas Podemos no puede conformarse con haber llegado a un gobierno de coalición, ni a tener ministras y ministros, porque lo que significaron en sus principios lo han perdido. Son incapaces de ilusionar, quizás tengan muchos detractores e incluso enemigos, pero eso no sirve de excusa para haber perdido su esencia.

    No se puede liderar una lucha contra la casta, siendo casta. No se puede echar la culpa a la militancia y a los que ya no están, de los errores propios. No se puede pasar de un movimiento asambleario a una acumulación total de poder, por parte de Pablo Iglesias. Unidas Podemos debe de tener su proyecto político, aunque cualquier cosa que haga o no haga se le criticará, quizás lo tiene más difícil que otros partidos. No consiguen convencer a los que un día fueron sus seguidores, han perdido demasiados activos importantes en el partido y además su discurso duro, les hace crearse enemigos en el empresariado, en la banca, en los fondos buitre y en los dueños de los medios de comunicación. Unidas Podemos se ha convertido en un partido político más, donde hay peleas de poder, de visibilidad, demasiadas corrientes y mareas, donde comienza a gustar demasiado el poder y donde se están olvidando sus inicios y sus ideas. Unidas Podemos molesta a demasiada gente porque con todos sus fallos, están en el Gobierno de España más progresista que se puede tener de momento y muchos no pararán hasta que consigan echarlos.

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