Dimitir, renunciar a algo, especialmente a un cargo es un término que debería ser un signo de responsabilidad, pero en España, que un político deje su cargo y asuma responsabilidades es una absoluta anomalía, casi una una utopía. Parece como si los políticos españoles, accedieran a la política porque buscan un modus vivendi y no el bien de la sociedad.
El jueves día 7, se celebraron las elecciones generales del Reino Unido, en contra de las previsiones demoscópicas y del final del bipartidismo. David Cameron del partido Conservador británico ha ganado por mayoría absoluta al partido Laborista. En menos de una hora, han dimitido el viceprimer ministro y líder de los liberaldemócratas, Nick Clegg, el jefe de la oposición y candidato del Partido Laborista, Ed Miliband, y el cabeza de cartel del Ukip, Nigel Farage, que perdió uno de los dos escaños que tenía. Es decir, dimiten porque los resultados electorales no han sido los esperados, dimiten por ética y por vergúenza, no igual que se hace en España que se asumen las derrotas electorales siguiendo en su puesto hasta las próximas elecciones.
El presidente de la Diputación de Valencia Alfonso Rus en unas declaraciones ha dicho que «dimitir sería de cobardes» , por lo tanto los políticos españoles son los más valientes de Europa y del mundo. Nadie pide perdón, nadie dimite por la corrupción, nadie es expulsado, nadie renuncia libremente, nadie devuelve el dinero… Parece como si la dignidad y la corrección política, no permitiera decir me he equivocado y ahora es el momento de que alguien lo haga mejor.
En Europa se dimite por cualquier cosa, aquí en España no dimite el Jefe de Gobierno aunque halla incumplido todas sus promesas, no dimiten los ministros, no dimiten los líderes sindicales ni los banqueros, no dimiten los que están en tramas corruptas,todos se creen que dimitir es de cobardes.