La campaña electoral andaluza aún no ha comenzado y la derecha comienza a ponerse faltona, a demostrar su falta de respeto y desprecio por Andalucía. Después de romper Ciudadanos su pacto de estabilidad con el PSOE andaluz, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se ha visto obligada a convocar elecciones andaluzas para el próximo 2 de diciembre. La arrogancia de la derecha ha empezado con las declaraciones de la exministra de agricultura Isabel García Tejerina, durante una entrevista hoy en TVE, denunciando la brecha educativa que separa a las comunidades del norte y las del sur: «En Andalucía te dicen que lo que sabe un niño de diez años es lo que sabe un niño de ocho en Castilla y León».
Comparar es algo instintivo, los padres lo hacemos bien para motivar o como deseo de lo que sean nuestros hijos, pero las consecuencias de comparar nunca son positivas. Las comparaciones siempre son odiosas y mucho más cuando afirmamos que los niños de un determinado sitio, saben más que los de otro, aunque lo diga el informe PISA. Otra exministra del Partido Popular, Ana Mato, dijo también con desprecio, la siguiente frase en 2008: «Sabemos que los niños andaluces son prácticamente analfabetos».
No puede haber autonomías de primera y de segunda, ni por supuesto se puede tratar a unos niños como más tontos que otros. Hacer declaraciones así, es escupir al cielo, es demostrar que el supremacismo, no es solo monopolio de ciertos sectores del nacionalismo catalán, sino también de la derecha española. Lo cual explica el porque de 36 años de socialismo andaluz en el poder. Quizás no lo han hecho todo bien los socialistas, quizás todo es mejorable, pero da mucho miedo confiar el voto a esta derecha.
Andalucía ha conocido durante muchos años lo que es la miseria, la falta de un sitio para trabajar, la ausencia de infraestructuras; lo que condenó a los andaluces y las andaluzas a la emigración. Andalucía es una tierra rica en manos de unos pocos señoritos feudales, que ha obligado a muchos de los que hoy son adultos, a tener que trabajar desde niños sin ir a la escuela… Andalucía ha cambiado, no sabemos si gracias al PSOE, pero lo que está claro, es que no ha sido gracias a la derecha.
El desprecio a los rasgos andaluces, como el acento andaluz o los tópicos sobre el sur de España laten en ciertos sectores de la sociedad, son siempre motivo de burla y discriminación. Cuando se utilizan dichos argumentos para descalificar a los andaluces, no se puede uno disculpar diciendo que el ataque es a la gestión del PSOE durante estos años. Ni se puede apelar a una supuesta realidad sociológica andaluza, de que los andaluces votan al PSOE por ignorancia o por clientelismo, los andaluces y andaluzas saben muy bien lo que votan y por qué.