El aplauso sanitario que no entiendo.

Cada uno puede aplaudir cuando quiera, un aplauso es una forma espontánea de interactuar, de aclamar, de comunicarnos, de catarsis. Aplaudir es una forma de acuerdo, es una forma de manifestar nuestra coincidencia de pensamiento o acción con alguien o con algo. Hay aplausos del público a oradores, para manifestar la euforia por una victoria compartida, los que van con las manos preparadas para manifestar su apoyo, los que baten las manos cuando escuchan descalificaciones hacia otros, los que aplauden en un concierto multitudinario, incluso el aplauso forzado que tiene un cierto aire de compromiso o de crítica. El aplauso en el momento que cada uno desee y por el motivo que le plazca. 

Cada tarde, por rutina a las ocho, se llenan los balcones, ventanas y terrazas de españoles y españolas en agradecimiento al sector sanitario, por su labor en esta crisis sanitaria. El aplauso sanitario se ha convertido en una forma de reconocimiento, pero también en un signo de autocomplacencia contra la incertidumbre. Es un momento en que todas esas personas que están confinadas en sus casas, salen a aplaudir en señal de apoyo, confianza y gratitud a los profesionales de la salud. Yo no entiendo dicho aplauso sanitario, igual que no entiendo el aplauso en el avión cuando aterriza sin novedad, ni entiendo que aplaudan los médicos y enfermeros cuando un enfermo sale de la UCI.

Estamos sufriendo una epidemia paralela al coronavirus: la del aplauso. Que algunos, además quieren reforzar con banderas españolas en los balcones con un crespón negro, en señal de luto por las víctimas del coronavirus y en solidaridad con sus familiares y amistades. Parece como si los aplausos colmaran nuestra diaria ración de  buena conciencia y de patriotismo, de convertir en héroes a unos médicos, enfermeros y auxiliares que cumplen con el trabajo que fueron formados y escogieron por vocación. Hay miles de profesionales de la salud que escogen una ONG para que poblaciones vulnerables tengan acceso a la salud y a la atención sanitaria. Para colaborar en ayuda humanitaria, en cooperación internacional, en asistencia a colectivos marginados que realizan su labor con menos medios y más precariedades sin que apenas nadie se acuerde de ellos.

Los profesionales del estetoscopio al cuello, en España, no son héroes son victimas de los recortes, tanto de la derecha como de la izquierda, que han estrangulado la sanidad pública en beneficio de la privada. Hay una forma mejor que aplaudir a los sanitarios, dejar de aplaudir y de votar a los que han permitido hospitales saturados, cuidadores y personal sanitario al borde del colapso, sin respiradores, sin mascarillas, sin guantes, sin test… Esta emergencia sanitaria no es fruto del destino ni del azar ni de un castigo divino, es el resultado de la incompetencia, imprevisión y de los recortes económicos de los gobiernos. El personal sanitario solo puede suplir todas esas deficiencias con más dedicación y profesionalidad, que algunos intentan envolverlo con el velo de un falso sacrificio heroico. 

En este momento de catarsis colectiva que representa el aplauso sanitario, me gustaría saber cuánto hay de hipocresía por parte de nuestros dirigentes y cuánto hay de desconocimiento y de apatía por parte de la ciudadanía. Porque entre todos hemos permitido, que la sanidad pública haya sido desmantelada poco a poco, que a nadie le preocupara las pésimas condiciones laborales, los sueldos, la fuga de sanitarios a otros países, la alta carga asistencial de los médicos de Atención Primaria, las guardias interminables, la falta de recursos en barrios y áreas rurales. La llegada de esta pandemia ha sacado a la luz, todas estas deficiencias. Sin hablar de la falta de recursos en investigación, los intereses de los laboratorios privados, la carencia de medios en las residencias de ancianos,etc.

El aplauso sanitario no lo entiendo, no es que no se merezcan nuestro aplauso. Nos quieren hacer ver que la unión hace la fuerza, que el aplauso es un reconocimiento a la labor y el esfuerzo que todos los profesionales sanitarios están realizando. Me parece que es más un intento de manipulación a la ciudadanía que de agradecimiento por su labor, parece que en esta sociedad primero hemos convertido a los sanitarios en victimas y después en héroes. Con estos aplausos algunos quieren que nos olvidemos de quienes son los responsables de encontrarnos en esta emergencia sanitaria. Mi solidaridad, mi reconocimiento y mi agradecimiento a los sanitarios, pero yo no aplaudo en mi balcón.  

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Andrés Marco Lou

    Estamos en una crisis sanitaria, que ha impactado en el funcionamiento cotidiano de nuestra sociedad, pero no solo por culpa de una pandemia. Lo que ha faltado es previsión, además de medios humanos y técnicos para resolver de una forma óptima esta crisis. No podemos ni debemos esperar la respuesta de un sistema que ha sido devaluado con recortes económicos, porque nunca el buen hacer de los profesionales podrá suplir y brindar soluciones adecuadas y proporcionales al problema, sin que cueste muchas vidas y sufrimiento.

    Vivimos en una sociedad en que los aplausos los dedicamos a los deportistas, los artistas, los políticos o a los ídolos de pies de barro que se van creando y desapareciendo en nuestra sociedad. Ahora, a través de las redes sociales, nos han querido proponer aplaudir a los sanitarios. Pero, verlos como héroes es peligroso y engañoso, porque los héroes siempre acaban vencedores en los peores momentos y ese no es el caso, porque sin protección, medios y recursos, solo son unos profesionales olvidados con mucha voluntad y profesionalidad, nada más.

    Incluso algunos han sugerido hacerlo extensible a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Ejército, cajeras, reponedores, transportistas, cuidadores… Un aplauso ¿para qué? Parece que con un aplauso, queremos premiar a unos profesionales de la seguridad, que dentro de sus principales obligaciones está la protección de los miembros de la sociedad, además de la promoción de la rendición de cuentas de los posibles delincuentes. La sociedad les paga para eso y ellos así lo han escogido. Otro aplauso sugerido es para las cajeras, reponedores, transportistas y demás ocupaciones que son tan importantes para la sociedad, pero que son olvidados en la precariedad de contratos y sueldos. Son necesarios siempre, no es que lo sean más ahora. El aplauso no impedirá que sean los primeros perjudicados de la crisis y que lo hayan sido anteriormente.

    Los héroes no existen, no llevan capa, son mortales, se contagian… Nos quieren hacer, convertirlos en héroes anónimos y brindarles un aplauso, cuando son los grandes olvidados de la sociedad. Necesitamos una sociedad más justa, en que dispongamos de unos servicios suficientes, públicos, gratuitos y de calidad. Y, que las personas a las que les quieren aplaudir, tengan un trabajo y un sueldo digno. Los aplausos no sirven para nada, solo para reforzar un estado de animo con el que no se come, ni pagas tus facturas…

  2. Andrés Marco Lou

    Un mensaje en cadena de Whatsapp consiguió que cientos de personas salieran en toda España a sus ventanas y balcones, al igual que se hizo en Italia, para aplaudir a todas los sanitarios que están luchando contra el coronavirus. El primer aplauso fue la noche del 14 de marzo a las diez de la noche, después se cambió a las ocho, para que también pudieran aplaudir los niños. Lo dije y lo vuelvo a decir, cada uno puede aplaudir cuando quiera y a quien quiera, somos libres de expresar nuestros sentimientos, afectos y reconocimientos.

    Hubo alguien que incluso sugirió un aplauso, el pasado 28 de marzo, a Amancio Ortega dueño de Inditex que celebraba su 84 cumpleaños, por sus desinteresadas donaciones millonarias. No es el primer millonario que hace aportaciones en el mundo. La filantropía es algo que ha existido siempre,esas donaciones de dinero que hacen las personas ricas, es como una forma de caridad que tienen algunos millonarios. La caridad y la filantropía debe ser anónima, porque sino se convierte en vanidad.

    Cada millonario es muy libre de ser filántropo, de con inversiones y donaciones multimillonarias paliar la crisis sanitaria del coronavirus, son muchas las fundaciones sin ánimo de lucro que tienen un papel irreemplazable en la sociedad. Pero, de aquí a tener que aplaudir a un millonario, me plantea muchas dudas y por supuesto que no espere mis aplausos.

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