Estamos en tiempos de conflictos, de revueltas y descontento social por todo el mundo, como reacción ante la desigualdad, la opresión, la corrupción, la falta de democracia y la necesidad de libertades y derechos, incluso también por temas nacionalistas. Minorías que luchan por la resistencia y la disidencia, buscando cambios y transformaciones para sus países, utilizando internet y las redes sociales como herramienta para universalizar los conflictos y despertar reivindicaciones en otros lugares.
Son las nuevas revoluciones sociales de los indignados, como fue el movimiento 15-M de la Puerta del Sol de Madrid y de muchas plazas del resto de España en 2011; la Plaza Sintagma de Atenas, diversas iniciativas en contra de los “hombres de negro” de Bruselas apretaron las tuercas del país heleno; la Primavera Árabe también en 2011 que comenzó en Túnez, el único con cierto éxito, y en cuestión de semanas, se extendió a Egipto, Libia, Siria, Yemen y Bahréin buscando instaurar nuevos gobiernos para traer reformas políticas y justicia social que no pudieron conseguir. Formas en que los ciudadanos comienzan a expresarse políticamente de forma autónoma sin pasar por los partidos… Son movimientos sociales de pluralidad ideológica y con diferentes coyunturas, pero con ansias de cambiar la sociedad.
En este año que se acaba, ha habido conflictos violentos en diferentes países, se generó una geografía del descontento social en: Ecuador, Chile, Bolivia, Colombia, Haití, Líbano, Irán, Irak, Francia, Hong Kong… Desde las protestas por la aumento del precio de los combustibles como el movimiento de los «chalecos amarillos» en Francia, por las rebajas en salarios y despidos, por la subida del billete del Metro en Chile, por las injusticias sociales, por las elecciones cuestionadas de Evo Morales en Bolivia, las bajas pensiones, el alto costo de la vida, la reducción de impuestos a grandes empresas, por un desarrollo más sostenible, la privatización en el sistema de pensiones, pidiendo democracia, mayor autonomía e independencia de China en el caso de Hong Kong… Todos estos conflictos, tienen algo en común la reacción contra unos gobiernos, contra la desigualdad.
Movimientos sociales espontáneos, con necesidad de tomar la calle como fenómeno de protesta, sin liderazgo ni identificación partidista, algunas veces muy violentos, que son el fruto entre la contradicción de ideas y realidad, con realidades muy diferentes y contextos muy dispares, pero siempre con repercusión internacional gracias a Internet saltando las posible censura de los medios convencionales de comunicación y siempre con la reacción violenta de los gobiernos para intentar eliminar las protestas.
Se han olvidado las grandes revoluciones fracasadas del siglo XX: la rusa, la china, la cubana,la bolivariana y los grandes líderes revolucionarios. Es el momento de aunar esfuerzos colectivos, de mover voluntades ante la falta de representatividad de los partidos políticos, de cambiar la sociedad. Pero, teniendo mucho cuidado de no caer en las garras de los partidos populistas, que también son especialistas en arrastrar a todos los descontentos… No es una revolución, son muchas y muy diferentes, pero todas con la premisa de no dejar de luchar nunca.