Cansancio, desafección y hartazgo político.

Los ciudadanos hemos llegado a una sensación de hartazgo o cansancio político, por culpa de una clase política incapaz de pactar. Todo ello implica una desafección hacia la política, se reduce la valoración de las instituciones y de los representantes públicos, crea un caldo de cultivo muy propicio a los populismos de la derecha más radical y a la importancia de la política en un sistema democrático. El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha aceptado hoy jueves, el encargo del Rey de intentar formar Gobierno. El Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, ha propuesto a Rajoy como candidato a la Presidencia del Gobierno, aunque este no ha garantizado que vaya a acudir finalmente a la investidura si no consigue los votos necesarios, lo que abre un inesperado debate.

A lo mejor la política no está a la altura de lo que necesita la sociedad, y cuando digo la política, me refiero a los principales líderes políticos.  Esas personas que buscan ser elegidos a fin de lograr regir los asuntos públicos del Estado, pero que son incapaces de llegar a acuerdos entre ellos. Las alternativas que proponen los diferentes partidos no se distinguen claramente entre sí, hay demasiados intereses particulares y muy pocos puntos en los que coincidan. El cansancio en los ciudadanos nos crea un hartazgo en la política por sentirnos engañados y más concretamente en los políticos, queremos un Gobierno que nos proteja, que nos aporte medidas para solucionar los problemas que más nos afectan y evitar la brecha social.

La política tradicional es una manera de expresar nuestra opinión, aunque solo sea en las elecciones, nuestros representantes son los que esperamos hablen y solucionen los problemas por nosotros. Pero, si ellos no son capaces de representarnos es cuando el hartazgo por la política y sus políticos se convierte en una realidad. Es cuando, encuentras a faltar que los ciudadanos no formamos parte del proceso y hemos de optar no solo por ejercer nuestro derecho al voto sino por participar activamente en la política. Para dejar de ser ciudadanos pasivos y utilizar la política como medio participativo para cambiar y mejorar la sociedad. El pesimismo y el hartazgo por la política no mejorará nada, solo cambiará si nosotros queremos hacer algo para que la política cambie.

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