En España, vivir de alquiler no está del todo bien visto, debido a un elevado porcentaje de viviendas en propiedad, una cultura del ahorro en viviendas, motivada por el aumento del valor de las propiedades en el tiempo y a la falta de políticas para promover el alquiler. Existe el mantra de que vivir en alquiler significa ser más pobre y tirar a la basura el dinero que pagas, mientras se vende las ventajas de contraer una hipoteca, porque al fin de muchos años, tienes algo que vender o que dejar a tus hijos.
Al terminar la Guerra Civil, ante el tremendo problema de la escasez de casas, se creó el Instituto Nacional de la Vivienda, fue una prioridad política para el Régimen y se quiso que España fuera un país de propietarios. Se pasó en los años 50 de las viviendas sociales de la Falange al boom del ladrillo y la promoción de una arquitectura especulativa en las grandes ciudades. Y, sin una política de vivienda pública social.
Tenemos la manía de comprar de ser propietarios, durante años ha sido el negocio del siglo, para constructores, intermediarios y propietarios. Resultado de esta política de vivienda, vino la famosa burbuja inmobiliaria y que millones de ciudadanos han visto que la vivienda era su principal problema por verse obligados a endeudarse por encima de sus posibilidades. El mensaje era claro: compra, compra, compra para multiplicar los beneficios de la banca, de las constructoras y de los grandes inversores.
Todo está orientado a disuadir el alquiler y promover la compra. Sin embargo la vivienda en alquiler se ha convertido en un foco de atracción para los grandes fondos internacionales, para convertirlos en pisos turísticos o sencillamente subir los alquileres a los inquilinos. El incremento sostenido de las rentas y el hecho de que en algunas zonas sea más caro alquilar que comprar, está provocando un aumento de hipotecas, aunque muchos hubieran preferido ser arrendatarios.
El Pleno del Congreso de los Diputados no ha convalidado el real decreto ley del alquiler, Podemos ha votado en contra por no modificar que los precios dentro de un mismo contrato solo pudieran subir el IPC, o que los ayuntamientos puedan limitar las subidas abusivas de los alquileres. Al final seguiran subiendo los alquileres, los fondos buitres se harán dueños de la mayoría de pisos en alquiler, seguiremos sin viviendas sociales y a los inquilinos sólo les quedará la opción de comprar o de cambiar de zona. Esperar a que el banco o el fondo buitre les desahucie sino pagan…