Un asesinato es un asesinato.
Tanto el asesino como el homicida causan la muerte de alguien, ambos matan. Sin embargo sólo el asesino lo hace con premeditación, alevosía y ventaja. Normalmente en nuestro lenguaje cotidiano empleamos con mayor frecuencia el vocablo asesino que homicida, más asesinato que homicidio. Dejando estas diferencias aún más precisas, para el léxico jurídico. El tener que morir es una realidad relativa a la vida, vivir es ser y morir es dejar de ser. La muerte puede llegar por causas naturales, enfermedades, accidentes o por un hecho violento, pero aunque nunca estamos preparados, la muerte siempre es difícil de asimilar, pero mucho más cuando es violenta y sacude de repente. La conmoción de los seres queridos siempre que un ser allegado muere inesperadamente, les somete a una sensación de irrealidad, de estar viviendo una pesadilla y de extender el proceso de duelo. Un asesinato es un asesinato, y aunque todos tenemos mecanismos de defensa básicos…