Venezuela: autocracia electoral

Venezuela es una autocracia electoral, pero no es la única. Según los resultados del Bertelsmann Transformation Index (BTI) 2024, desarrollado este índice por la Fundación Bertelsmann, basado en 5.000 páginas de informes nacionales, con la ayuda de 300 expertos, universidades y laboratorios de ideas de unos 120 países, que mide la calidad de la democracia, los resultados económicos y la gobernanza en el mundo. De los 137 países analizados en la edición de 2024, actualmente hay 63 democracias, frente a 74 autocracias: Estados en los que ni hay elecciones libres ni un Estado de derecho que funcione. Además, en los últimos dos años, las elecciones en 25 países han sido menos libres y justas, los derechos de asociación y asamblea se han visto restringidos en 32 países y la libertad de expresión ha sido sometida a controles más férreos en 39 países.

La libertad y la democracia como la única forma de gobierno legítima parece que no son factibles en todos los países, otra cosa es que no fuera deseable, pero lo que está claro es que no están absolutamente extendidas. Todos los regímenes políticos de los Estados como de la sociedad internacional, deberían estar en la defensa de los Derechos Humanos, que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres humanos. a ciertos elementos constitutivos de ella, sobre todo la necesidad de que se celebren elecciones elecciones libres, honestas y justas para que se haga efectivo el derecho de participación política. Pero, eso tampoco pone de acuerdo a la comunidad internacional. Cuando hablamos de Venezuela, nos tenemos que acordar también de Yemen, Siria, Eritrea, Somalia, Myanmar, Sudán, Corea del Norte, Afganistán, Libia, Cuba… Pero, también de Rusia o de China.

El proceso de democratización impulsado por el régimen de los derechos humanos está en acuerdos internacionales y especialmente en la Carta de las Naciones Unidas donde incorporan algunas obligaciones referidas a ciertos elementos constitutivos de la democracia: la necesidad de que se celebren elecciones y que se haga efectivo el derecho de participación política. En muchos países el modelo de democracia se basa simplemente en la mera celebración de elecciones periódicas; pero olvidando otras exigencias que forman parte de los elementos que definen las democracias modernas: libertad de expresión, asociación y reunión, principio de legalidad, separación de poderes, etc., teniendo mecanismos efectivos de control del poder. Seamos realistas hay muchos países en que no se respetan los derechos humanos, que no hay procesos electorales justos, transparentes e igualitarias. Donde los escrutinios no plasman la opinión real de sus pueblos. Que hay guerras, diferencias sociales, pobreza, hambre, enfermedades…

De Venezuela solo interesa el petróleo, no el país. Por encima de la democracia, la libertad y los derechos humanos está el dinero en esta sociedad neoliberal y en un marco de “reglas” del poder hegemónico de las grandes multinacionales y poderosos estados. Es curioso, que de los 13 países que componen la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no hay ninguna democracia: Arabia Saudita, Argelia, Angola, República del Congo, Emiratos Árabes Unidos, Gabón, Guinea Ecuatorial, Irak, Irán, Kuwait, Libia, Nigeria y Venezuela. Que Venezuela es, con un 24,4%, el país con más reservas probadas de crudo del mundo. Hay demasiados intereses económicos y políticos cuando se habla de Venezuela, también en España. Las elecciones en una autocracia electoral como Venezuela tienen la misma validez que las elecciones que siempre ganaba Franco, gracias al voto de muertos y desaparecidos. El problema no son las elecciones, hasta que no cambie el sistema político no habrá elecciones justas. Pero, ¿ cómo llegar a ser una democracia, sin elecciones ?

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  1. Andrés Marco Lou

    La UE no reconoce la «legitimidad democrática» de la reelección de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela. Maduro aunque como dice el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell: «seguirá presidente, sí, de facto. Pero no reconocemos legitimidad democrática basada en resultados [electorales] que no pueden ser verificados», Los ministros de Asuntos Exteriores de los 27 países de la UE insisten en la necesidad de que Venezuela publique las actas electorales.

    En una declaración publicada el 1 de agosto, el Departamento de Estado dijo que “dada la abrumadora evidencia”, está “claro para Estados Unidos y, lo más importante, para el pueblo venezolano que Edmundo González Urrutia ganó la mayor cantidad de votos en las elecciones presidenciales de Venezuela del 28 de julio”. Sin embargo, la Unión Europea a diferencia de Estados Unidos, no reconoce al líder de la oposición Edmundo González como ganador de las elecciones presidenciales.

    Está claro que la comunidad internacional no se pone de acuerdo con estas autocracias electorales, que ejercen un autoritarismo electoral, intentando maquillar sus dictaduras en pseudo-democracias para legitimar la realidad de la dominación autoritaria. Para que las elecciones cuenten como democráticas, tienen que ocurrir en un ambiente abierto en el que las libertades civiles y políticas no estén sujetas a la represión. No tenemos la información necesaria para saber si la administración electoral es suficientemente autónoma y profesional, si los partidos opositores y los candidatos son suficientemente libres para hacer la campaña. Como no somos capaces de evaluar las elecciones, el escrutinio y las intenciones, es mejor simplemente no reconocer los resultados, porque no pueden ser cotejados.

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