Vender la extimidad.

Está de moda vender la extimidad, exhibir lo íntimo. La extimidad es lo 
contrario a la intimidad, con el auge de los reality shows y las redes sociales la gente está dispuesta a venderla gratis. Hemos perdido el derecho a que ciertos aspectos de nosotros mismos no sean conocidos por los demás, hemos perdido que los demás no sepan lo que hacemos, lo que sentimos, lo que somos.  

Publicamos, vemos, escuchamos y leemos nuestros estados de ánimo, amores, fotos, ilusiones, objetivos, proyectos, problemas… Confiamos todo lo que sentimos a personas que muchas veces no conocemos, hemos pasado de tener confianza con unas determinadas personas de nuestro entorno a confiarlo en una red social. Escondemos nuestros sentimientos a nuestras personas cercanas para liberarnos con gente que creemos que nos comprenden, entienden y nos quieren. Abrimos la extimidad, nuestro mundo interior, dejamos de usar la razón y nos abrimos en canal.

Luchamos por la protección de datos, por un derecho a la intimidad y hemos vendido nuestra vida privada, de nuestra familia, de nuestra pareja, de nuestro círculo de amistades. Las personas con proyección pública han perdido totalmente su círculo íntimo, dando su consentimiento expreso para que se publique todo cobrando a través de exclusivas o en redes sociales.  Parece como si todo el mundo los quisiera emular publicando su vida, para que todo el mundo la conozca, pero sin cobrar por las exclusivas. Para muchas personas su intimidad ha dejado de ser importante y tampoco les preocupa protegerla.

Estamos desprotegidos, nuestra extimidad no nos deja reflexionar sobre todo lo que compartimos y con quien. La falta de pudor nos hace publicar todo, no filtramos a las personas que pueden acceder a nuestra intimidad, estamos expuestos a que con dicha información se cometan delitos contra nuestra intimidad por extorsionadores y abusadores sexuales.  Y, además nuestra privacidad la usan las grandes empresas de internet, con esos datos e imágenes que libremente dejamos en las redes sociales. Hemos de reflexionar acerca del valor de nuestros datos personales y la responsabilidad que tenemos. A mi de momento «no me sigas en redes sociales«.

Deja una respuesta