Necesitamos una sociedad que no sea exclusiva, en que ninguna circunstancia personal pueda ser causa de desigualdad o de discriminación. Una sociedad que esté a favor de la igualdad real y efectiva para todas las personas. Ahora que entramos en período electoral, los partidos políticos empiezan a exponer sus promesas sobre: medidas económicas, educativas, sociales, sanitarias o energéticas. Pero, nos deberíamos plantear, dentro de esas promesas, qué tipo de sociedad queremos para nosotros y para nuestros hijos: una sociedad exclusiva o inclusiva.
Una sociedad en la que la discriminación, la separación de los seres humanos en niveles de valor, donde unos se creen con la potestad de negar derechos a los demás o bien una sociedad inclusiva en la que que todas las personas tienen el mismo valor y derechos. Como ciudadanos y ciudadanas de una sociedad, necesitamos un Estado social en que se optimicen los recursos económicos, para mejorar los mecanismos de colaboración a aquellos sectores, que por diferentes razones, son más vulnerables.
Por eso es tan importante discernir, en esas promesas electorales, lo que cada partido dice sobre: la erradicación de la violencia machista contra las mujeres, la defensa de aquellas personas que tienen limitada su autonomía personal, los niños, niñas y adolescentes, las personas de tercera edad y en general sobre todas las personas vulnerables. Porque ellos no son el problema, ni tienen que ser objeto de discriminación o exclusión. Necesitamos soluciones a temas complejos y no buscar el problema en contra de la igualdad real y efectiva para todas las personas.
La ultraderecha está marcando sus premisas al resto de partidos de la derecha, todos equivocadamente se están escorando a una involución social, en la que se que se olvidan el respeto a los derechos fundamentales para trabajar a favor de la igualdad real y quieren ganar votos en contra del feminismo, la inmigración y del que consideran diferente. Donde no les preocupa los avances sociales de los últimos años, ni la cohesión social, ni el respeto a la diversidad y a la singularidad de cada cual. Solo volver a una España, en blanco y negro, tinieblas y falta de libertad. Tú decides si quieres una España exclusiva o inclusiva…