Banalizar la palabra franquismo.

Hoy 20-N el fascismo español han recordado el 42 aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española. Y, de Francisco Franco, militar y dictador, uno de los impulsores del golpe de Estado, el 18 de julio de 1936, contra el Gobierno democrático de la Segunda República española, responsable del comienzo de la Guerra Civil y prolongando durante casi 40 años una dictadura en España, que se llamó franquismo.

Se habla constantemente de franquismo en las acusaciones independentistas catalanas, en la represión policial del referéndum ilegal del 1-O, en los supuestos presos políticos de los exdirigentes de la Generalitat, en temas de libertad de expresión… Se esta banalizando el término franquismo y no se puede paralelar a la situación actual. El franquismo es el fruto de un golpe de estado contra un gobierno elegido democráticamente; todavía siguen enterradas en fosas comunes más de 100.000 personas sin identificar; la represión, los crímenes, torturas y graves violaciones de derechos humanos se prolongaron durante décadas… Banalizar el uso de la palabra franquismo, es olvidar lo que significó y no puede servirnos para explicar lo que pasa en la actualidad.

Aunque el franquismo perviva en una parte significativa, no mayoritaria, de los españoles, los españoles somos democráticos, aunque cuando hay un problema, como por ejemplo el catalán, son muchos los partidarios de la mano dura, de volver a un estado centralista y quitar las autonomías, cuelgan la bandera en el balcón y gritan el vergonzante «a por ellos». Pero, eso no es franquismo en todo caso será conservadurismo o nuevo populismo, ante la inseguridad de un posible cambio, es lamentable que muchas personas prefieran el autoritarismo, la fuerza a la razón y al diálogo. Los españoles amantes de las tradiciones y de la patria, los que votan al PP y al PSOE, pero se sienten hartos de sentirse engañados, son los que darían su voto si apareciese un Donald Trump en España. Esos españoles que esperan a un político decente, fuerte, que sea capaz de anteponer «España primero» y solucione el problema independentista catalán, el paro, la corrupción… Que anteponga los intereses de España a todo lo demás. 

La democracia no se puede permitir celebrar aniversarios de quien utilizó el poder del Estado para torturar, asesinar e imponer el horror a aquellos que no compartieron su forma de pensar. El franquismo es una parte de nuestra historia sin cerrar, con demasiados muertos en nuestras cunetas, pero que no puede servirnos para abrir nuevas heridas y enfrentamientos, ni debe utilizarse para adjetivar todo lo que nuestros políticos actuales no son capaces de solucionar.

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