Unión fingida y ficticia de la izquierda.

La izquierda concurrirá en una unión fingida y ficticia de coalición de partidos para las próximas elecciones. La izquierda nunca ha estado unida, ni lo estará, aunque haya llegado a un acuerdo electoral. Nadie puede creerse que en cinco días se pueda fraguar una unidad y que se haya tenido que esperar a última hora para adherirse Podemos de mala gana. Quizás las elecciones ya están perdidas para la izquierda y este es el último coletazo antes de una o dos legislaturas de la derecha en España. La izquierda no puede superar las dificultades fruto de la forzosa ambigüedad ideológica y de los egos de sus dirigentes. La extrema izquierda, está en una crisis generalizada e incluso de abandono y la otra izquierda cada vez parece más derecha, convirtiendo a la derecha en extrema.

Una parte de la izquierda se siente derrotada y desencantada, a veces surge lo nuevo, como surgió Podemos el 15 de mayo de 2011, pero, más pronto de lo normal llegó el hastío, el abandono, la derrota y el afianzamiento a los puestos de poder y al escaño. La izquierda, toda la izquierda, tiene inoculado el cainismo, el veneno de la división, el antes de unirse y ponerse de acuerdo: formar otro partido diferente, uno más para no ponerse de acuerdo. Uno más, para no alcanzar escaños en una votación. Pierden la consciencia de que la unión de la izquierda es necesaria para crear un contradiscurso a la derecha. Mientras para el capitalismo, nada es mejor que esa gran diversidad que la convierte en estéril. Porque no son los aciertos de la derecha, que también, sino los errores de la izquierda.

Después de la legislatura del ruido, de la falta de discurso del gobierno de coalición, se han olvidado todas las cosas positivas que se han conseguido y se han diluido ante un discurso de la derecha. Después de la derrota electoral del 28 de mayo, no sirve ponerse a correr para salvar los bartulos, sino aprender de ellos. Podemos no ha ayudado a la unión de la izquierda en Sumar, y seguirá metiendo el dedo en el ojo, hasta hacer daño a un proyecto que ha nacido cojo. La unión fingida y ficticia de esta izquierda está más cerca de la improvisación, de la diáspora ideológica, de la confusión y de la derrota, tentados por un discurso de resistencia, disparando contra todo lo que se mueve y sin ninguna posibilidad de triunfo. No es una derrota anticipada, es que aunque solo exista una papeleta de la izquierda, muchos se quedarán en su casa y otros votarán a la derecha.

 

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