La democracia popular china.

La República Popular China conocida como China no es una democracia, es una democracia popular. Un modelo socialista cuya inspiración recae directamente sobre su líder y principal ideólogo, Mao Zedong, que ahora con Xi Jinping, el actual presidente de China, supone una vuelta a la figura de líder, con un giro muy ultraconservador y muy controlador, con un desarrollo económico y político, culminando ese largo proceso histórico de modernización del país con las características propias de China. Porque en China no se puede hablar de una democracia al estilo occidental, Un país con su líder Xi Jinping, presidente chino y secretario general del partido comunista, con una  ideología que no reniega de su ascendente marxista y lo complementa eclécticamente con la singularidad capitalista. Lo que le permite ser la segunda economía del mundo, después de EE.UU.

Dice el gobierno chino que la democracia popular es la vigencia del socialismo, en la que el pueblo sea el que gobierne en el país, Xi Jinping, ha afirmado que la democracia popular incluye: «no solo un conjunto completo de instituciones y procedimientos, sino también una plena participación y las prácticas» y lo ha denominado como «la más amplia, genuina y efectiva democracia socialista«. Donde bajo el control del Partido Comunista Chino, los ciudadanos desarrollan prácticas democráticas que incluyen la participación y la deliberación local, mientras reserva el control de las decisiones políticas para las élites del PCCh. Pero, que no se reproduce en los niveles superiores del sistema, donde el Partido Comunista chino (PCCh) en la XX edición de un congreso ha renovado su Comité Central, el máximo órgano dirigente formado por 200 varones con su líder Xi Jinping. Ahí, es donde se acaba todo vestigio de democracia.

Xi Jinping no tiene dudas sobre la dirección del país, no quiere el liberalismo económico occidental, apuesta por un mercado gobernado, un sector público y un sector privado como complemento, es decir, una economía mixta conducida al detalle por el PCCh y a mantenerse fieles a «la unidad orgánica del liderazgo del partido«. Donde la falta de democracia, se comprobó con la expulsión del expresidente de China del 2003 al 2013 Hu Jintao, como muestra de purga política en pleno XX congreso del PCCh. Hasta ahí llega su democracia y comienza su democracia popular, resaltando su condición de superpotencia manufacturera y desviar la atención de la pésima situación de los derechos humanos en el país. Donde al mundo occidental con su hipocresía, poco le importa que el gobierno chino respete los derechos humanos, mientras fabriquen barato para un mercado global.

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