Las ideologías son una manera de entender y representar un proyecto político, compuestas de una serie de ideas, valores y creencias, con un cierta utopía. La ideología se presenta como una solución para los problemas de la sociedad, buscando el éxito social y político, intentando hacer que la realidad coincida con la ideología, en vez de adecuar la ideología a la realidad. Toda ideología tiene una parte de dogmatismo y por lo tanto de rivalidad con los diferentes. Las ideologías pueden ser denominadas como de derecha, izquierda, centro, nacionalista, regionalista, extrema derecha, extrema izquierda… Las diferentes ideologías, escogen nombres de partidos políticos con su contenido y programa, para aglutinar y organizar a los ciudadanos, según sus ideologías o afinidades de voto, marcan las metas a alcanzar y el modo de alcanzarlas.
El problema comienza cuando los políticos se salen de sus principios ideológicos, por motivos electorales o simplemente por no ser capaces de cambiar la sociedad. La derecha mantiene como valores prioritarios, la libertad, la defensa de lo privado, el orden establecido, la iniciativa privada, la propiedad… Mientras, que la izquierda defiende la igualdad, la defensa de lo público, la justicia, la lucha de clases. Decir que la izquierda es lo contrario de la derecha o viceversa, no nos dice mucho. Por eso, las ideologías representan mucho más que un talante, una disposición y una voluntad. Aunque, demasiadas veces tienen que recurrir a simplificaciones, aproximaciones y generalizaciones para ser diferentes a la ideología contraria, sin caer demasiado en los extremismos. Por eso, muchas veces las ideologías cada vez se diferencian menos o se parecen más en algunos aspectos. Las ideologías son elegir entre dos ideas diametralmente opuestas de concebir la existencia, el futuro o los medios.
Muchas veces el pragmatismo gana a las ideologías, porque nuestras posiciones políticas e ideológicas son consecuencia de nuestras necesidades e intereses. Es más rápido llegar a cosas prácticas, que perderse en elucubraciones y teorías. Lo que obliga, en numerosas ocasiones, por miedo o por circunstancias, a conformarnos de forma distinta a lo que nos gustaría, buscando eufemismos y justificaciones. No perdamos las ideas, no es tan importante ser derechas o de izquierdas, que establecer un espacio simbólico y retórico que nos permita defender lo que afecta a la mayoría. No sé si a eso, se le puede llamar pragmatismo, pero nunca olvidemos que las ideas son las que hacen cambiar el mundo inexorablemente, aunque tarden un tiempo en imponerse.