Topar la cesta de la compra.

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, tiene una propuesta para topar los precios de los productos básicos de la cesta de la compra, al igual que se ha establecido en materia energética con el precio del gas. Consiste en alcanzar un acuerdo entre los consumidores y las grandes distribuidoras para poner un límite a los precios de los productos básicos, para paliar el impacto de la inflación en los consumidores. No es una medida comunista, la de regular precios como en la antigua Unión Soviética, en Cuba, en Nicaragua o en Venezuela. Es plagiar el modelo de centroderecha del Gobierno francés, bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy, en 2011, cuando reunió a las grandes superficies y les pidió que elaborarán un conjunto de productos esenciales, con buena relación calidad-precio, para que las familias pudieran afrontar el encarecimiento de la vida y bajar la inflación.

Cuando se habla de topar precios, quizás no se quiere decir exactamente una intervención de precios. Pero, lo que está claro es que muchos se están enriqueciendo y utilizando la guerra de Ucrania. No solo el sector bancario y el energético, sino también empresas de la gran distribución, que no quieren frenar sus márgenes empresariales y que son culpables de una parte de la subida de precios de la cesta de la compra. Olvidándose también del pequeño comercio que está al remolque de las grandes distribuidoras. Donde los precios suben en todos los sitios, pero no los salarios, ni las prestaciones, ni las pensiones. La respuesta de las distribuidoras, de la oposición y de la parte del Gobierno socialista es que «estamos en un mercado libre» y lo de topar el precio de algunos productos es ilegal, porque la alimentación no es un mercado regulado.

Dicen los expertos, que una solución es la bajada del IVA, como el IVA del gas del 21% al 5% a partir de octubre. El brutal encarecimiento de la cesta de la compra y de la energía, tiene el reflejo de que el Estado ha ingresado más IVA. Por eso proponen el modelo alemán, que en 2020, en lo peor de la pandemia, limitó una tasa sobre la renta. Es decir, rebajar el IVA de determinados productos al 10%, al 4%. Pero, bajar el IVA es una medida injusta, al beneficiar por igual a ricos y pobres, Sin embargo, el balón de oxígeno tributario que ofrece el Gobierno tiene trampa: una reducción generalizada del IVA del gas no solo es injusta en sí misma, al beneficiar por igual a ricos y pobres. Que un rico pague el mismo impuesto que el pobre por una barra de pan, por un kilo de carne o un kilo de fruta no es hablar de equidad y por supuesto significa tener menos dinero el Estado, para las disposiciones de interés general y Estado de bienestar.

Quizás Yolanda Díaz no consiga topar los precios, ni llegar a un acuerdo con la Gran Distribución, y los consumidores sigamos pagando una tras otra crisis con nuestros bolsillos, nuestro empobrecimiento y sobreendeudamiento. Mientras los grandes oligopolios se seguirán quejando de que es un problema de costes, debido principalmente a los costes energéticos y a los de las materias primas, pero seguirán aumentando sus beneficios. Y, que serán los que se negarán también a un aumento salarial. Estamos en una economía de guerra y es el Gobierno el que debe tomar el control de la gestión, necesitamos soluciones…

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  1. Andrés Marco Lou

    La solución a no topar lo precios, no es bajar el IVA. Los impuestos son la única forma que el Estado puede cumplir sus obligaciones y garantizar el Estado del Bienestar. Una empresa puede ganar menos beneficios, que no significa perder, pero un Estado no puede permitirse rebajar su fiscalidad en una crisis económica. Pagar impuestos tiene que ser justo, equitativo y no generar el bulo de bajar impuestos para favorecer en teoría a las clases medias, que cada vez son más reducidas o no existen. La mayoría social es la clase trabajadora, que sobrevive como puede, que necesita cobrar más dinero, que la cesta de la compra y de la energía sea más barata.

    Además, bajar impuestos no es reducir los impuestos de sucesiones y donaciones a familiares directos que hereden más de un millón de euros, como en Andalucía. O reducir el impuesto de patrimonio, para provocar una inmigración de ricos de toda España a Madrid. La derecha nos engaña con la bajada de impuestos y seguir endeudando al Estado o privatizando todo lo social. Una verdadera rebaja fiscal sería suprimir todas las deducciones, subvenciones y otros trucos que permiten a las grandes fortunas y empresas no pagar los impuestos que deberían.

    Topar los precios dicen que es ilegal, que va en contra del libre mercado y de la competencia. Pero, ¿es legal aumentar tanto los precios? ¿es ético aumentar cada vez más los beneficios? Esto es el capitalismo, quizás igual de malo que el comunismo o peor…

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