Pactar es una actitud generalizada, en las relaciones individuales, en toda la sociedad y por supuesto en la política. Es una forma de poder gobernar. Pactar no significa debilidad, ni siquiera alterar unos compromisos, porque muchas veces importa más lo que se puede cumplir que lo que se promete y no se puede hacer. No es cuestión de justificar un pacto, sino de buscar muchas veces lo menos malo y poder gobernar. Eso no significa que nos resignemos a que nos engañen, porque ahora nosotros con nuestro voto hemos decidido que no hayan mayorías, por lo tanto pactar es la única solución para gobernar.
En política no debería haber enemigos y debería haber espacio para entenderse, espacio para la comunicación y la moderación. Porque buscando los frentismos, los populismos, los nacionalismos, en definitiva los extremismos, no es posible encontrar una forma de pactar, ni siquiera para poder gobernar. Sabemos que muchas veces es imposible hacer cambiar las opiniones de la gente, pero si que es posible que todos pierdan un poco, para poder entenderse. No es cuestión de que se impongan las mayorías a las minorías, es encontrar un consenso social y aprender sobre ello.