Cada 28 de junio tiene lugar el Día Internacional del Orgullo, reivindicando el respeto a la diversidad. El respeto a la diversidad étnica, cultural y sexual, basado en el respeto al otro y la reciprocidad en la comprensión, son elementos básicos para la convivencia. No hay entendimiento posible si se discrimina por la raza, procedencia étnica o sexual, es un racismo arraigado en nuestras culturas, que nos debemos desprender cuanto antes. Lo importante es respetar lo diverso, comprender que la diversidad es lo normal y que ser diferente no significa que todos los seres humanos seamos iguales, simplemente nos diferencian nuestros valores. Debemos educar en el respeto a la diversidad, propia de una sociedad pluralista y democrática, inseparable del respeto a la dignidad de la persona, aceptando que hay diferentes tipos de familias, de culturas, de tradiciones, de orientación sexual y que todos podemos estar integrados en la misma sociedad. Sin embargo no basta con la aceptación de esta verdad en las leyes, tenemos que aceptarlo cada uno de nosotros y de nosotras.
Todos somos iguales ante la ley y tenemos los mismos derechos, sin embargo, todas las personas y todos los grupos no son valorados con equidad. El desconocimiento y los prejuicios generan situaciones de desigualdad y discriminación hacia algunas personas o grupos, como por ejemplo, hacia los y las homosexuales. Orgullo por la diversidad, es propiciar una visión crítica, participativa, responsable y comprometida con prácticas y valores que promuevan el respeto de los derechos propios y los derechos de los otros. Es decir, la igualdad, la solidaridad, la responsabilidad y la justicia.
Orgullo por la diversidad, es tener un espíritu crítico en esos prejuicios de discriminación y exclusión, particularmente en la orientación sexual. En reconocer, que estamos violando derechos de las personas, en definitiva derechos humanos. Porque todas las personas tienen derecho a vivir su sexualidad de acuerdo con sus convicciones y preferencias en el marco del respeto y derechos de los demás. La heterosexualidad es la orientación mayoritaria, pero eso no significa que eso sea la normalidad. La hostilidad hacia la homosexualidad se llama homofobia, nos hemos acostumbrado a unos determinados modelos sexuales en el marco de una pareja, cuando el amor y el sexo puede suceder entre dos varones o dos mujeres. Nuestra sociedad, se ha acostumbrado a prevalecer la discriminación al amor y la libertad.
La heterosexualidad y la homosexualidad, no es una enfermedad, es una elección, es parte de nuestra libertad, las personas decidimos ser homosexuales o heterosexuales. Son estereotipos sociales simplificados y limitados para caracterizar a un grupo de personas, creando actitudes discriminatorias desde la familia, la escuela, el barrio o el trabajo. Los prejuicios y sus causas, vulneran los derechos de las personas y su derecho a la diversidad. La diversidad supone el reconocimiento de la otra persona, de su individualidad, originalidad e irrepetibilidad. La diversidad es consustancial al ser humano y es una consecuencia directa de nuestra evolución familiar, cultural y social, seamos capaces de vivirlo, sentirlo y defenderlo todos los días del año.