No es turismofobia.

No hablo de turismofobia, que exista una industria turística no significa que sea la única solución para salir de la crisis y del paro. La masificación turística, es vista como el segundo problema más importante, solo por detrás del desempleo en ciudades como Barcelona o las Islas Baleares: aporta mucho dinero pero crea problemas de convivencia, el aumento de la demanda hace subir los precios de la vivienda habitual, lo que hace inviable continuar viviendo en el mismo sitio pagando lo mismo. Proliferan los pisos turísticos, creando una economía sumergida y sin una falta de cualquier criterio de calidad y legalidad. Todo vale, para ganar dinero y acoger a más turistas.

España podría llegar a los 80 millones de turistas al finalizar este año, recibió 75,3 millones de turistas en 2016. España es un país turístico pensado exclusivamente para los turistas, es la primera empresa nacional, es el tercero del mundo en número de llegadas de turistas y en ingresos, un gasto total realizado por los turistas que visitaron nuestro país de 77.000 millones de euros, el turismo supone más del 45% del PIB. Desde la década de los años cincuenta del siglo pasado, España abrió las puertas al turismo extranjero, basado en un turismo de masas y concretando sus demandas en el disfrute del sol y la playa.

Las elevadas cifras de turistas y la concentración de la demanda en las costas, exigió la dotación de infraestructuras, la urbanización de amplísimos espacios costeros, con hoteles y apartamentos. El turismo ha tenido grandes costes medioambientales, agrediendo con la actividad urbanística y especulativa  los litorales y ecosistemas costeros. El turismo se basa en la masificación en los espacios litorales y en algunas grandes ciudades.

La estacionalidad del turismo ocupa a casi 2 millones de españoles, creando un país de camareros y de «kellys» (camareras de pisos) con una degradación en sus condiciones de trabajo, tanto en sueldo, horas de trabajo y contratos estacionales. Ser camarero o «kellys» ( las que limpian) son unas profesiones tan dignas como cualquiera, pero gracias al turismo, se ha creado unas profesiones que no ayudan a la calidad del empleo creado y si a la temporalidad, la rotación y los bajos sueldos. Sólo sirve para engordar las estadísticas. La falta de otro modelo de crecimiento económico complementario a los servicios, ha convertido el turismo en el refugio de los parados. El empleo que más se crea, y que luego se destruirá cuando acabe la campaña.

Estamos creando un país como si fuera un parque temático, basado en el aumento exponencial de visitantes. Donde solo importa las cifras de turistas,los ingresos de las grandes cadenas hoteleras, las empresas de restauración, apartamentos, pisos turísticos…  Pero, donde se ha olvidado crear una industria que genere capacidad económica, empleo y la subsistencia de un tejido comercial. No hablo de turismofobia, pero mientras pensemos que el aumento del turismo, es una solución para la economía española, nos estaremos equivocando, aunque sea una solución para paliar momentáneamente el paro y para hacer ganar dinero a muchos empresarios, aún a costa de explotar a sus trabajadores… Turismofobia no, un país parque temático para los turistas tampoco.

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