El 14 de julio de 1789, salió a las calles un grupo de franceses para realizar la Toma de la Bastilla, liberando a unos pocos prisioneros, representó el triunfo del pueblo sobre el régimen del poder monárquico. La Asamblea Nacional tomó el poder y redactó la Declaración Nacional de los Derechos del Hombre, la base de la Constitución Francesa. El 14 de julio se celebra el inicio de la Revolución Francesa, que ha sido el estimulo para otras revoluciones y movimientos en otros países y base de tres ideales claves: Libertad, igualdad y fraternidad.
El 14 de julio, Fiesta Nacional de Francia, es sobre todo un día de diversión en las calles, de luces, conciertos públicos, bailes y fiestas populares en todo Francia. Es un día en que nadie esperaba que un camión embistiera a una multitud y matara al menos 84 personas y 200 heridos en Niza, por parte de un desequilibrado tunecino,que no sabemos si tuvo alguna relación yihadista o no. Cada día perdemos más libertad, tenemos más restricciones, más controles, más miedo y más prejuicios a los que son diferentes a nosotros.
A la espera de más información y de posibles reivindicaciones, lo que está claro es que a los terroristas les molesta la libertad, la igualdad y la fraternidad. Mientras que a Europa, los atentados yihadistas y la llegada de cientos de miles de refugiados a las fronteras europeas, están fortaleciendo tendencias de extrema derecha, con discursos xenófobos, racistas y nacionalistas. Se está creando una islamofobia que identifica Islam con barbarie terrorista, en contraposición a los supuestos valores democráticos de la Europa civilizada. Los países supuestamente civilizados contrarestamos la barbarie del terrorismo, con el castigo con bombardeos a inocentes en nombre de la libertad. Nuestro enemigo común, es el odio. Nada impedirá que estemos a salvo de un ataque terrorista, pero tampoco estamos a salvo de una sociedad cada día más xenófoba y menos libre.