No es desabastecimiento, es simple especulación.

La crisis de desabastecimiento por el colapso de las cadenas de suministros y en el transporte marítimo, primero durante el confinamiento y ahora al incrementar las demandas de consumo, se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de la recuperación económica y de las necesidades de suministro. La falta de disponibilidad ha ido pasando de unos sectores a otros, de la automoción a la tecnología audiovisual, a la industria farmacéutica, al sector de la construcción, el mueble, los juguetes y también de la alimentación. La pandemia del coronavirus ha modificado los planes de producción de muchas empresas, se han retrasado los compromisos de compra, la reducción de plantillas y la problemática del comercio global. Todos estos factores, junto con el aumento de los costes energéticos está generando una inflación que probablemente no sea pasajera.

Las compras de las fiestas navideñas, representarán culminar la salida de la pandemia y el principio de la salida de la crisis económica. La compraventa de mercancías, es un proceso socialmente necesario y una condición sine qua non de la sociedad capitalista, pero ¿estamos hablando de problemas de desabastecimiento o de simple especulación? Porque la falta de desabastecimiento puede ser provocada por variaciones circunstanciales entre la oferta y la demanda, tan asociadas al capitalismo. Pero, también a la ganancia especulativa de los fabricantes y distribuidores. Especular significa “comprar barato para vender caro mañana, esperando que los precios suban”. Los precios reflejan la escasez relativa de cada producto, que después dependerán de la libre interacción entre compradores y vendedores. Especular es también ralentizar los tiempos de fabricación o tener almacenados los productos sin que salgan al mercado, para aumentar la demanda y subir lo precios. Las elevaciones de costos se reflejan siempre en mayores precios y cuando no tenemos la posibilidad de reemplazar unos bienes por otros, hablamos de desabastecimiento. Podríamos decir, que si la demanda en los mercados es igual a la que existía antes de la pandemia, entonces el precio más alto implica especulación. Sin embargo, este análisis deja de lado los retrasos y la reactivación de los procesos de fabricación.

La causa originaria de la crisis del desabastecimiento es un sistema global muy vulnerable a las crisis económicas. La solución no es regresar a posturas y políticas proteccionistas, porque la globalización ha supuesto uno de los grandes motores del crecimiento económico y el bienestar en las últimas décadas. Pero, no es lo mismo fabricar un chip a cientos de kilómetros, que el chip tenga que venir de un país asiático. Los procesos de deslocalización, por los cuales numerosas actividades productivas han sido trasladadas a otros países, en los que los costes de la mano de obra son muy inferiores, han reportado grandes beneficios a las empresas. Pero, también tienen sus desventajas logísticas, como consecuencia del proceso de globalización de las economías.

Todos somos parte de la solución, si caemos en los rumores de las redes sociales y de los medios de comunicación de que faltan algunos artículos que no se podrán reponer hasta diciembre y entramos en el consumismo feroz y las prisas, base de la etapa capitalista contemporánea, los precios subirán. La especulación favorece a la política neoliberal, las grandes empresas dedicadas a la producción o a la distribución, se ven contaminadas por la lógica especulativa: ganar más dinero. Si no se consiguen los resultados de venta por cantidades vendidas, se tendrá que suplir con una tasa de ganancia en la especulación. Donde el capitalismo privilegia a la especulación sobre la fabricación, para crear una falsa demanda. El neoliberalismo es la ideología del capital especulativo, la concepción ideológica como pensamiento único de consumir y de la ampliación de las ganancias como sea. En definitiva, nosotros somos los que consumimos y ellos son los que ganan el dinero.

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