Cuatro ministros del gobierno de España, cantaron el himno de la Legión: «El novio de la muerte»; el pasado Jueves Santo en la procesión del Cristo de la Buena Muerte en Málaga. Los ministros de Defensa, María Dolores de Cospedal; de Interior, Juan Ignacio Zoido; de Justicia, Rafael Catalá; y de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, cantando El novio de la muerte resucitan un nacionalcatolicismo en un país que se declara aconfesional desde el Artículo 16 de la Constitución Española, porque la fe de las personas debe estar separada de las instituciones públicas.
La fe se manifiesta de forma personal y discreta. No cantando en público un himno que el fundador de La Legión, el militar José Millán-Astray, íntimo amigo y colaborador de Franco, lo utilizaba como himno de este cuerpo militar. No creo que un Estado aconfesional como es el Reino de España, tengan que hacer uso en Semana Santa de poner banderas en los cuarteles a media asta, ni celebrar misas de Estado, ni cantar cuatro ministros en una procesión, cantando “soy el novio de la muerte”.
Cuando hablamos de democracia y de Estado de Derecho, hemos de respetar que somos un Estado aconfesional y demostrarlo con la práctica de nuestros mandatarios, No podemos permitir esta involución democrática que permite ciertas cosas y mientras se ataca la libertad de expresión, se encarcela a raperos y se ponen trabas en la defensa de nuestros derechos democráticos.
La Semana Santa es una parte de nuestra tradición, de esas costumbres de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en la que nos metieron sin consultar. Pero, la libertad religiosa forma parte de nuestros derechos fundamentales de los seres humanos y que el Estado sea aconfesional debe ser respetado. Otra cosa diferente es que sea respetable el sentimiento y fe de las personas en el traslado del Cristo de la Buena Muerte a que cuatro ministros acudan a rendirle homenaje…