Políticos, tonterías e insultos.

Tonto, no sé si es el que hace tonterías o las dice, pero estoy convencido de que las tonterías circulan de tonto en tonto. Las tonterías provocan un sentimiento de incomodidad en las personas que las oímos, los políticos deberían aprender a gestionar su inteligencia emocional y pensar en lo que dicen y no querer tratarnos a los demás como tontos. Primero escuchamos tonterías en las campañas electorales, pasamos de las tonterías a las descalificaciones e insultos y después de conocer los resultados electorales siguen diciendo más tonterías. Quizás los políticos tienden a sobreestimar sus propia inteligencia y son incapaces de reconocer la inteligencia en los demás.

Primero Esperanza Aguirre dijo que Carmena no era jueza por oposición, y tuvo que rectificar. Barcina, presidenta de Navarra, afirmó que: «El 24M puede derivar en la Alemania previa a Hitler». En la localidad de Rafelbunyol (Valencia), una edila del PP, ha realizado comentarios furibundos contra las fuerzas progresistas, hablando de «quema de iglesias, violación de monjas, quemar la senyera valenciana, construir en la plaza de toros un puticlub y que la izquierda es corrupta por naturaleza». La ex ministra Ana Palacio durante su intervención en una mesa de debate en el marco de la XXXI Reunión del Círculo de Economía que se celebra en Sitges (Barcelona) hizo referencia a que «La nostalgia es Ada Colau, o Podemos, con su idea de Arcadia comunista feliz, o Isis, con su nostalgia del siglo XI, o la nostalgia de Le Pen». Esperanza Aguirre,insistió primero en  en que su programa tiene «muchos puntos en común» con el socialista. Después Aguirre ante la prensa invitó a todos, a Carmona, Carmena y Villacís, a un gobierno de “concentración municipal”, sólo ponía una condición: “que se acabe con los soviets de los distritos”.

Parece que el miedo a Podemos y a evitar que gobierne les hace decir más tonterías de las habituales a los políticos, nadie se cree que Podemos quiera cambiar nuestro sistema democrático occidental, que quiera convertirlo en una democracia «bolivariana», todo eso es decir tonterías y tratarnos como tontos. Debemos exigir transparencia y que no nos mientan, huir de la demagogia y de las falsas promesas, erradicar la corrupción, buscar un relevo generacional de ideas no solo de edades, posiciones y perspectivas más relativas y menos absolutas, buscar la conjunción y el compromiso para mejorar esta sociedad. Porque solo el voto de los ciudadanos es la mejor manera de profundizar en la democracia y poder comprobar si otros partidos son capaces de asumir responsabilidades y hacer que las cosas funcionen mejor que ahora.

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