Mantener el poder o dimitir para cambiar.

mantener el poder o dimitir para cambiarLa política en teoría se basa en la consecución del bien común, no en llegar al poder, que está ligado, muchas veces, a la lucha de intereses, a conflictos y a la resolución de ellos. Sin embargo mantener el poder, es una premisa que tienen todos nuestros políticos, ninguno se plantea una reflexión interna sobre su fracaso de proyecto, su legitimidad o simplemente el momento de dimitir. Cuando el ego y el poder se juntan en política, se crea una visión distorsionada de la realidad, un narcisismo irresponsable que les hace creerse únicos, superiores, necesarios y salvadores.

Casos de mantenerse en el poder los hay desde los dictadores hasta esos políticos que no son capaces de darse cuenta, que ha llegado su fin, que incluso se cambian las leyes para permitir esa perpetuidad, porque el poder no puede ser vitalicio. Si la experiencia es importante, más aún lo es la alternancia. Porque hay que mantener el puesto, si se goza de la confianza de sus partidarios y de los ciudadanos en general. Si no tienes la confianza o simplemente has fracasado en tu proyecto, debes de dimitir y que otra persona elegida te sustituya.

No basta con admitir los malos resultados del 28-A de Unidas Podemos y decir que son decisivos para formar un Gobierno progresista, ahora también peores resultados en las elecciones municipales, autonómicas y europeas. Hay que aceptar que Unidas Podemos, se ha convertido en lo que hace unos años fue Izquierda Unida, un partido que busca la perfección en la sociedad, que apuesta por lo social y el bienestar de todos, pero sin apoyos, sin votos. No basta con ese voto útil, que no comulga con el PSOE y que quiere frenar a la ultraderecha, porque el voto en general de los votantes es conservador y así no se llega a «asaltar el cielo».

La formación morada debe de cambiar, no basta con feminizar un logo, necesita otro modelo, donde aumente el debate interno, donde cambien las caras, donde no se concentre el poder en una persona, donde se acaben los líos y las broncas. Unidas Podemos nunca ganará las elecciones, pero tienen que plantearse si lo que quieren es esto o volver a hacer autocrítica, movilización aglutinando un montón de anhelos y de voluntades que surgieron el 15-M. No es que todo pase por la dimisión de Pablo Iglesias, pero el hecho de mantener su cargo de secretario general, cuando se tiene la constancia de que algo no funciona y que no es capaz de encontrar nuevas soluciones, no es muy ético. Hay que ser valiente, su salida puede significar tres cosas: el fín de Unidas Podemos, su resurgimiento o que todo siga igual. Merece la pena intentarlo, aunque solo sea por cambiar, porque ahora todo está perdido…

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  1. Los nuevos partidos, prometieron una nueva política y ni Unidas Podemos ni Ciudadanos lo están consiguiendo del todo. Unidas Podemos no es capaz de ilusionar a los ciudadanos progresistas que no votan o están desilusionados con el PSOE, dejando a la izquierda dividida y sin capacidad de sumar para mandar. Y, el partido Ciudadanos ha apostado por ser una parte de esa derecha compuesta por tres partidos que no solamente no pierden escaños, sino que los ganan.

    La aparición de Vox hace derechizar más las posturas y han aparecido como un nuevo sujeto político que contribuirán a la formación de nuevos gobiernos autonómicos y municipales, porque la derecha al final siempre se pone de acuerdo. Ni la amenaza de la extrema derecha ha servido para que los votantes progresistas voten lo suficiente para que los partidos progresistas puedan gobernar.

    Conceptos como el consenso, el acuerdo, la solidaridad, la convivencia se están truncando y cambiando por la radicalidad. Buscando tiempos pasados para cambiar todo lo poco o mucho que hemos conseguido. Nadie habla claro, nadie pierde, todos ganan, todos buscan eufemismos, nadie se atreve ya a dar datos, por temor a que se demuestren que son «fake», que son falsos. Nos toman por poco inteligentes o quizás por tontos, nos quieren engañar y se engañan ellos. Nadie habla claro, menos Vox, que no se esconde a decir sus verdades, aunque ahora cuando sientan la tentación del poder, también cambiarán. Solo cabe esperar…

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