Los dilemas morales son una situación en la que se nos plantea una decisión problemática, que presenta un conflicto de valores, que puede tener varias soluciones posibles, que muchas veces, pueden entran en conflicto unas con otras. La dificultad de tomar una decisión, nos obliga a un razonamiento moral sobre los valores que están en juego. Decía Ortega y Gasset que: «Las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos», de él partió la idea de “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”, de su obra Meditaciones del Quijote. Estamos inmersos en un espacio y en un tiempo, en que las circunstancias nos hacen asumir determinados valores y descartar otros, donde hemos de buscar soluciones a algunos problemas que se nos van presentando.
El dilema entre libertad y seguridad es un dilema moral incompleto, en el cual tenemos que hacer un esfuerzo reflexivo para discernir bajo qué circunstancias tomaríamos una decisión en un sentido u otro. Se nos plantea unos dilemas morales incompletos y un debate: hemos de buscar una solución para detener esta pandemia y también para que no vuelva a suceder. El problema, es que la elección en un sentido u otro, puede hacernos cambiar el sentido de la sociedad que tenemos ¿qué queremos seguridad y salud o libertad? «Ser o no ser, esa es la cuestión”, es la frase filosófica profunda de Shakespeare, cuando el Principe Hamlet demostraba su tremenda confusión ante la visión del fantasma de su padre.
Cuando hay un ataque terrorista, una gran catástrofe natural o una pandemia parece que las autoridades de los Estados, se aprovechan del miedo para intentar asumir un cierto control de la población, lo que supone unas ciertas restricciones en la libertad, ofreciendo una supuesta seguridad. El objetivo es controlar y crear unas rutinas que disminuyen la privacidad y los derechos de la ciudadanía, como por ejemplo, una violación de la privacidad por parte del gobierno a través de la cibernética. En el reto de hacer frente al Covid-19, dos países antinómicos como: China, una dictadura y Corea del Sur, una democracia liberal, siguiendo el modelo chino, han controlado a su población por medio de una aplicación del móvil.
El controlar la información personal de una forma digitalizada, tanto en China como Corea del Sur, ha servido para registrar la extensión de los contagios, el origen de las infecciones, crear mapas de la evolución del virus y en ponerlos a disposición de los ciudadanos, para avisarles del los posible riesgo de personas contagiadas. De esta forma se conoce en cada momento a cada persona, donde está y con quién está, con el objetivo de aislar a los positivos y cortar la cadena. Vinculado a un gran número de test para detectar y aislar casos de coronavirus. Cuando no hay vacuna conocida y todo se reduce a unas medidas de higiene, distancia social y confinamiento, se plantea el dilema moral de perder libertad personal a costa de tener mayor seguridad y salud.
Ahora, cuando Estados Unidos es el país más afectado del mundo por el coronavirus, en contagios y en muertes, dos gigantes tecnológicos como Apple y Google, dos rivales directos, que formarán una plataforma única para gestionar una API que aparte de acceso a información y ayuda sanitaria con consejos a los usuarios, permitirá a través de nuestro móvil avisar automáticamente a todas las personas con las que hemos entrado en contacto y las que estén contagiadas, informando también a las autoridades sanitarias.
Estamos a las puertas, sino lo estamos ya, en sentirnos controlados totalmente. En tener que escoger que por encima de las libertades individuales están las colectivas. Si entre los dilemas morales siempre está la seguridad y la libertad, ahora se añade un tercer elemento, que es la salud. ¿Estaremos dispuestos los ciudadanos, de perder libertad para que los Estados puedan proteger la salud de sus ciudadanos? «Ser o no ser, esa es la cuestión” o quizás dicho de otra manera: uno de los dilemas que puede cambiar nuestra sociedad…