Los complejos de la izquierda.

Los complejos de la izquierda, es la forma que esta se comporta y piensa de sí misma y de los demás. Es la inseguridad que les hace comportarse de una cierta manera ante una situación. Aprender a aceptarse es el primer paso para resolver los complejos. Sin complejos y solo una izquierda unida puede ofrecerse como alternativa a los indecisos y a los desilusionados. Demostrando que tanto en la teoría como en la práctica, la trayectoria social e histórica de la derecha o la izquierda, a priori es distinta. La izquierda debe estar orgullosa de su pasado, sin hacer siempre mención al estalinismo, al castrismo o al chavismo. La izquierda ha ayudado a romper ciertos «techos de cristal»: en el mundo laboral, en la integración social y cultural, en el sistema de salud pública, en el sistema público… La izquierda ha sido decisiva en hacer leyes para reconocer diversos credos y cultos, en la libertad de expresión, en la libertad sexual, en derechos como el divorcio, el aborto o la eutanasia… La izquierda siempre ha estado presente como oposición democrática, siendo el impulso de organización, movilización y transformación social.

La izquierda debe estar orgullosa de su pasado, sin hacer tener como complejos errores como el estalinismo, maoísmo, castrismo o el chavismo, entre otros. Stalin murió en 1953, la URSS dejó de existir en 1991. La red de países satélites de la URSS se acabó hace décadas. El maoísmo como conductor de la revolución socialista, en contra del imperialismo, el feudalismo y el capitalismo, que a pesar de todos sus logros,  cometió graves errores, matanzas y el fracaso de la Revolución Cultural, virando hacia ese capitalismo chino actual. En América, el castrismo, fue durante muchos años un mito para la izquierda, una liberación de Cuba contra el imperialismo, pero que le convirtió en un país de opresión y miseria. Sin olvidar a esas izquierdas que defendieron la dictadura de Cuba y también a las de Venezuela o la de Nicaragua.

Los complejos de la izquierda parten de ese complejo de culpa del pasado, de esas dictaduras de izquierdas que no tienen explicación en los parámetros actuales. Un complejo de inferioridad ante esa sociedad neoliberal y hedonista que no han sabido combatir con ideas que ilusionen. Las ideas de la izquierda se han agotado ante el triunfo de conquistas como la libertad o la democracia, donde la lucha de clases por la igualdad no motiva, donde ni el feminismo, ni el ecologismo, ni la defensa de los inmigrantes… No son suficiente, para mantener la llama de la izquierda. Un complejo de miedo e inseguridad, de falta de confianza y de autoestima, donde la izquierda tiene que asumir que no hay que gustarle a todo el mundo, pero que sí es fundamental gustarte y creerte a ti mismo.

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  1. La izquierda se ha quedado, desde sus vertientes más radicales a las más conservadoras, en una anomalía reducida a las supuestas ventajas de la razón liberal. El socialismo o el comunismo no consiguieron los triunfos ansiados. En la URSS fue una alternativa al capitalismo, convirtiendo al país y todas sus repúblicas soviéticas, en un sistema político con un solo partido, el de la clase dirigente, sin sindicatos independientes y sin libertad. Una burocracia al mando del capitalismo de Estado. La derecha siempre recuerda a la izquierda ese gran fracaso del comunismo, como gran enemigo.

    Cuando las fuerzas de derechas ahora se permiten, poner en duda la democracia. En España reclaman la convocatoria inmediata de elecciones, tratan de subvertir un gobierno y a un Presidente constitucional y legítimamente elegido para sus cargos y funciones. Donde les preocupa recortar libertades, derechos y privatizar todo lo que puedan. Y, por desgracia esa expansión populista es internacional, un trumpismo que es capaz de asaltar el Capitolio y enviar un mensaje a los legisladores, mientras se certificaba la victoria de Biden. La derecha no tiene complejos de sus ideas monárquicas, fascistas y neoliberales.

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