Existe una ruptura entre sentimental e ideológica entre los partidos progresistas y sus supuestos votantes. Los ciudadanos de izquierda en España, cada vez se alejan menos del resto de españoles de otras ideologías, en temas como la política económica y fiscal, el medio ambiente o la igualdad de género. Ni podemos creer que todos los trabajadores y los más pobres sean todos de izquierdas. Cada vez más los programas de los partidos movilizan menos el voto, elegir el futuro del país para los próximos cuatro años cada vez interesa menos. El trasvase de votos en la derecha y en la izquierda complica cada vez más los resultados, la participación cada vez es menor y crece la abstención. Las políticas sociales nadie se las cree, el voto joven está perdido, cada vez hay más temas identitarios, el bipartidismo ha cambiado por más partidos, hay una ruptura y fragmentación del voto de la derecha y de la izquierda. Los partidos han perdido la transversalidad y cada vez intentan ser más radicales. Se juntas las necesidades diferentes de cada Comunidad Autónoma, de la España vaciada y rural con la España urbana. El alto nivel de indecisos y pasotas de la política. El voto emocional por un ultranacionalismo, sea nacional de España o de otra nacionalidad diferente. ¿Son conservadores o progresistas los españoles y las españolas?
Podemos hablar, según los datos de las elecciones, de una cierta igualdad entre conservadores y progresistas, aunque pueda parecer que en España existe una mayoría progresista. Pero, el resultado en las votaciones, no lo atestigua. Los motivos quizás sean que cada vez hay menos diferencias entre unos y otros. Donde la ideología neoliberal cada vez gana más adeptos: consumismo y la búsqueda del hedonismo, tienen la culpa. La izquierda ha olvidado a la clase trabajadora, a los proletarios, como clase, porque el capitalismo los quiso convertir en clase media, que ahora con la crisis algunos se han convertido en desahuciados, que ya no creen en la política y por supuesto, la mayoría no votan. Mientras la izquierda defiende a las minorías, una inmensa mayoría del resto de la población no se siente representada. Donde temas que ha querido patrimonializar la izquierda, le ha servido a la ultraderecha para atacar a la izquierda y ganar votos, como el feminismo o la emigración, por ejemplo.
Las fuerzas progresistas deben de cambiar sus formas de movilizar a sus votantes, su ruptura con ellos es patente. Es complicado, pero cuando desmerecer al adversario no funciona, cuando la ideología no preocupa, cuando lo público no se defiende, cuando aumenta la desigualdad, cuando hay cada vez más desempleo, cada vez más desahuciados del sistema y el capitalismo se apodera de todo lo que hacemos, es complicado que esas personas crean que votando a un partido de izquierda todo puede cambiar. Los votantes progresistas se quedan en su casa, mientras que los votantes conservadores saben que su voto fiel, seguirán conservando el poder. La izquierda tiene que reflexionar, su discurso no funciona o por lo menos, no todo lo necesario…