La falta de conciencia moral, de prepotencia y de insolidaridad, de que en la Comunidad de Madrid se han tenido que descartar unas 100.000 dosis de vacunas de Janssen y AstraZeneca contra el coronavirus, que no se han podido inocular ni tampoco donar porque su fecha de caducidad era «inmediata». Demuestra que algo está fallando. Cuando se han contabilizado aproximadamente 5,1 millones de muertes debidas al virus en todo el mundo, más de 254 millones de personas infectadas. Cuando el egoísmo de los países ricos por vacunar, en buena parte de Europa el 70 % de la población, en América del Norte, América del Sur, Asia y Oceanía superan el 60 %, en África apenas se ha podido vacunar al 10 %de la población. Cerca de un año de campaña de vacunación, en muchos países la proporción de población vacunada es cercana a cero.
La geografía y la renta dividen el mundo, mientras el porcentaje de vacunación en los países de renta alta se ha cumplido ampliamente los objetivos, en los países de renta baja, casi todos ellos, en el continente africano, siguen sin vacunarse. Y, en Madrid, la comunidad autónoma más rica de España, se permiten la falta de solidaridad de tirar más de 100.000 dosis de vacunas. Los motivos esgrimidos por la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid, es que el Gobierno de España, apostó por la vacuna Pfizer y las nuevas estrategias de vacunación. Pero, resulta que alguna culpa tendrá la Comunidad de Madrid, al no darse cuenta de la fecha de caducidad inferior a tres meses para que caduquen, lo cual impide la donación a terceros países. ¿Cómo se puede llegar a dicho despropósito? ¿Cómo unas vacunas que salvan vidas, se tienen que desechar?
Aquí no sirve culpabilizar al Gobierno de España, porque son las comunidades autónomas las que administran las dosis, las que deciden cuántas descongelan al día, las que tienen que llevar un control de la caducidad, las que tienen que comunicarlo al ministerio de Sanidad. No es ético tirar vacunas a la basura 100.000 viales, cuando existen procesos de donación puestos en marcha a nivel internacional, como COVAX. Estamos hablando de una falta de conciencia moral, pero también de una pésima gestión de recursos económicos, porque las vacunas las pagamos entre todos los españoles. Responsabilidad compartida por el Gobierno de España y de la Comunidad de Madrid. No hay excusas por razones logísticas, ni de previsiones equivocadas, el que caduquen tal cantidad de dosis de vacunas. No sirve decir que estas vacunas son de una vida útil corta y que los medios de conservación son complicados. Tiene mucho que ver con la falta de conciencia, de gestión y de prepotencia, de unos mandatarios que olvidan a los millones de personas que aún no están vacunadas.