La derecha extrema ha venido para quedarse.

La derecha extrema se ha normalizado desde hace tiempo. De minoritaria y excluida de las instituciones, se ha convertido en actor político que marca su relato al resto de la derecha, con presencia en parlamentos y ayuntamientos, aceptado por un porcentaje cada vez más elevado de la población. La extrema derecha es un fenómeno generalizado en todo el mundo occidental. En la actualidad, de los 27 países de la Unión Europea, solo España tiene gobierno de izquierdas. Alemania, Portugal y Malta de centro izquierda. De los 23 países restantes, el centro derecha manda en República Checa, Croacia, Finlandia, Grecia, Irlanda, Letonia, Lituania, Países Bajos y Suecia. Y, la extrema derecha en Hungría, Italia y Polonia. Desde la victoria de Donald Trump en Estados Unidos en 2016, la victoria de Bolsonaro en Brasil en 2018, sin contar el fenómeno del Brexit en el Reino Unido, parece que la política se ha derechizado.

La ultraderecha gobierna ya en Hungría, el Fidesz de Viktor Orban gobierna desde 2010; en Polonia el PiS de Mateusz Jakub Morawiecki desde el 2015 y en Italia, desde 2022 con Giorgia Melonilíder de Hermanos de Italia. En Letonia, el partido Alianza Nacional, de corte ultraderechista, ha estado en todos los gobiernos desde 2011. En Finlandia, el Partido de los Finlandeses es la segunda fuerza más votada y ha entrado a formar parte de la coalición. Sin olvidar en Austria la extrema derecha antieuropea del Partido Liberal (FPÖ); en Francia, el Frente Nacional de Marine Le Pen; en Alemania, Alternativa para Alemania (AfD) con representación en todos los parlamentos regionales o Chega que ya es el tercer partido en Portugal.

La derecha extrema en España se muestra sin ambages, Vox apela al modelo de Castilla y León, donde tienen la vicepresidencia del Ejecutivo autonómico y la presidencia del Parlamento. Ahora, han entrado en la Comunitat Valenciana con la presidencia de les Corts y otras consejerías; con la presidencia de las Cortes de Aragón y del Parlament Balear. Esperando Extremadura y Región de Murcia. Un partido que siempre ha renegado del sistema autonómico español, abogando por «un solo gobierno y un solo parlamento» para toda España e incluso partidario del «proceso de desmantelamiento del Estado de las Autonomías». Pero, ahora han cambiado y persiguen obtener su cuota de poder en los diferentes gobiernos y esperando un triunfo de la derecha el 23-J, para entrar en el Gobierno de España.

En las elecciones generales de 2019, Vox se convirtió en la tercera fuerza del Congreso con 52 diputados y 3,64 millones de votos. Ha venido para quedarse, da igual como la llamemos, extrema derecha, ultraderecha, derecha extrema, derecha radical, populismo de derecha, nacional populismo, posfascismo, neofascismo o incluso fascismo a secas. Una derecha extrema con una defensa de valores conservadores, un marcado nacionalismo,  posturas xenófobas, anti-LGTBI, anti feministas, identitarias y nativistas, negacionistas. Creando un relato basado en repetir las mentiras hasta convertirlas en medias verdades a través de las nuevas tecnologías y las redes sociales para viralizar sus mensajes. Polarizando la sociedad con un discurso del odio, frente a un sistema supuestamente hegemonizado por la izquierda que habría instaurado una dictadura progresista.

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