La derecha tradicional muestra debilidad estructural para ser la alternativa y se apropia de los preceptos de la extrema derecha para no quedarse fuera de juego. La izquierda siempre ha sido más moderna y progresista, mientras el conservadurismo de la derecha se ha condenado a una muerte lenta pero segura. En vez de añadirse a la idea de progreso, han preferido acogerse a la homofobia, al racismo, al antifeminismo, al negacionismo, al abortismo, al antieuropeismo o al populismo de Trump. Ante, la supuesta decadencia de la actualidad, reivindican la reivindicación de la idea de España, como entidad histórica amenazada por los nacionalismos periféricos. Ideas identitarias que confrontan contra la globalización, contra el feminismo, dando un enfoque en cambiar los temas, términos y posiciones aceptados de la discusión pública para crear un ambiente social y político que cree un nuevo relato, con la normalización de las ideas de la extrema derecha. Creando la mentira como base de sus ideas, que a los demás solo les queda discutir o refutar.
Los tópicos y la propaganda de la extrema derecha se han convertido en la alternativa de la derecha, normalizando su discurso. Se han apropiado del imaginario y del activismo de la izquierda, con una retórica que les hace aumentar los votos en las elecciones. Con el apoyo de las redes sociales, numerosas páginas de desinformación, foros y medios informativos que comparten sus ideas de falta de valores, antiinmigración, delincuencia e inseguridad, reforzando un relato apocalíptico que tratan de difundir y que por desgracia, consiguen sus adeptos. El populismo de derechas aúna a poblaciones de distintas clases contra un enemigo común. Con la idea de orden y de autoritarismo para defenderse del «caos» que viene del exterior y de los diferentes. Crean el rechazo de una población, que según ellos, ha sido ninguneada por una dictadura progre, en temas como el feminismo, el movimiento LGTBI o la solidaridad con la migración. Donde la extrema derecha se apropia también de las tradiciones, como la caza o los toros, movilizando los idearios propios de la extrema derecha, todo sirve para ganar votos en una sociedad individualista, consumista y descontenta.
Cuando personas que niegan la existencia de la violencia machista, se postulan en contra de la evidencia científica, mantienen posturas hostiles contra el feminismo o el colectivo LGTBI y contra los inmigrantes, y además no creen en la España Autonómica, han sido elegidos como Presidenta de les Corts Valencianes, como President del Parlament de les Illes Balears y como Presidenta de las Cortes de Aragón, está claro que la alternativa en el pragmatismo, la acción política y el esquema de las ideas como alternativa de la derecha está muy clara: negar la violencia machista, los derechos de diferentes colectivos, eliminar la normalización lingüística en las autonomías que se habla otra lengua aparte del castellano, en contra de la inmigración… Esa es la alternativa de la derecha a nivel nacional, si ganan las elecciones del 23-J, donde la extrema derecha pondrá los matices, garantizará la proporción y la visión de una España que parecía olvidada.