El resultado incierto de los referéndums son un arma de doble filo, el Estado puede elegir cuándo convocar el referéndum, elige la pregunta, hace la campaña e incluso espera a que las encuestas le favorezcan el resultado que quieren, pero aún así pueden obtener los resultados no esperados. Porque la ciudadanía se basa en emociones y eso no es controlable, ese es el riesgo de la democracia directa ante la democracia representativa, pero eso no significa que los ciudadanos no tengan capacidad para decidir, significa que a nuestros políticos no les gusta correr riesgos y prefieren prescindir de los referéndums.
El Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, firmando un acuerdo de paz en La Habana. Una guerra de 52 años de duración, con un saldo de 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados. Ayer domingo los colombianos tenían que ratificar dicho acuerdo en un referéndum, las encuestas de las últimas semanas mostraban un triunfo del “sí”, aunque las diferencias no eran muy grandes. El 50,22 por ciento de los colombianos han rechazado el acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, con una participación de solo el 37,28 por ciento. Este proceso es una oportunidad única para los colombianos y una abstención de casi el 63% del censo electoral.
El domingo también, los húngaros estaban convocados a participar en un referéndum para mostrar su opinión sobre el sistema de cuotas de reubicación obligatoria de refugiados decidido por la UE. El Ejecutivo de Víktor Orbán, férreo opositor contra la inmigración y la política europea de acogida de refugiados ha perdido el referéndum al no haberse superado el umbral del 50% de participación que exige la ley electoral húngara para validar la consulta. En Gran Bretaña el 23 de junio en otro referéndum, por un 52% se refrendó la marcha de la UE frente a un 48% que votaron por la permanencia, el Brexit también fue un resultado totalmente inesperado, aunque en este plebiscito con una participación del 72 %.
El problema de todos los referéndums es que los ciudadanos no responden sí o no a la pregunta que se les plantea y con la respuesta que desearía el que la plantea. La tendencia a hacer un referéndum es una forma de abrir la democracia directa a los ciudadanos, aunque los referéndums también han servido a regímenes dictatoriales para conseguir sus propósitos. Los referéndums dividen países, se basan en emociones, los ciudadanos toman una decisión en base a las circunstancias políticas actuales, lo importante es comunicar y sintonizar con una ciudadanía más emocional que racional, por eso da tanto miedo los referéndums a los políticos, sobre todo cuando hay decisiones como la independencia de un país que puede ser para siempre. Por eso, en España es tan conflictivo el referéndum de independencia de Catalunya, por la legalidad y por el temor a ejercer el derecho a decidir.