La alianza formada por Hermanos de Italia (FdI), Liga y Forza Italia (FI), ha obtenido el 42,87 % de los votos en las elecciones italianas. El postfascismo gobernará en Italia, con el liderazgo de Giorgia Meloni, de 45 años, reivindicando voz en grito los valores tradicionales y cristianos: «Yo soy Giorgia! Soy una mujer. Soy una madre. Soy italiana. Soy cristiana. ¡No me lo quitaréis! «Su partido Hermanos de Italia, ha sido el más votado del país (26%); muy por delante de sus compañeros Salvini (8,77%) y Berlusconi (8,11%). La primera mujer en convertirse en primera ministra en Italia cuando dentro de algunas semanas reciba el encargo del jefe del Estado, con un gobierno de ultraderecha, en el que supuestamente tendrán un sitio el soberanista Matteo Salvini y el conservador Silvio Berlusconi. Será el gobierno más derechista desde la Segunda Guerra Mundial.
El Partido Demócrata (PD) de Enrico Letta (19,07 %) ha perdido las elecciones, por no ser capaz de hacer una coalición con el Movimiento 5 Estrellas de Giuseppe Conte (15,5%) y el Tercer Polo de los centristas Carlo Calenda y Matteo Renzi (7,74%), que les hubiera dado supuestamente la victoria. Meloni ha ganado por voluntad popular, porque la gente ha preferido votar al postfascismo. Una derrota al feminismo, a la globalización, a las leyes de género, a la inmigración ilegal, al aborto, a la libertad.
El postfascismo que han votado los italianos quizás no tengan orígenes propiamente fascistas pero adoptan medidas o sostienen ideologías o planteamientos que se parecen al fascismo. La extrema derecha o el postfascismo ha conseguido ser el segundo partido más votado, en las elecciones del pasado 11 de septiembre. En Polonia, Hungría o Eslovenia los partidos ultra forman parte del Gobierno, en los Países Bajos, Austria o Finlandia han pertenecido a anteriores ejecutivos. En Brasil está Bolsonaro y en Estados Unidos gobernó Trump. Las clases medias empobrecidas y los descontentos sociales, son la base social de estos fascismos, siempre autoritarios y antidemocráticos.
Estamos hablando de un fascismo que llega al poder gracias a las elecciones, gracias a la democracia, pero que denosta la democracia. Un discurso en el que la derecha neoliberal, con un liberalismo muy ideologizado, pretende favorecer a los ricos, discriminando a los pobres y diferentes. El postfascismo, se está convirtiendo en un fenómeno del siglo XXI. El postfascismo es un neoliberalismo antidemocrático, donde se busca el hiperindividualismo y en contra del colectivismo. A favor de las privatizaciones y en contra del Estado del Bienestar. El uso y abuso del término fascismo acaba trivializando la palabra, el postfascismo es el nuevo fascismo y nos tenemos que acostumbrar a convivir con él o a luchar contra él.